Artículo del día

MUERTE, JUICIO DE DIOS Y…¿ EL INFIERNO?

Al morir san Arsenio en el desierto, a la edad de 120 años, temblaba ante el pensamiento del juicio. San Bernardo decía: “Temo el infierno y temo la mirada irritada del Juez”.

¿De qué habrá de valer el mundo, su aprobación y su sonrisa ante el minucio0so examen del juicio?¿Qué importarán en aquel instante alabanzas y menosprecios?

Para los pecadores, a la inmediata sentencia,  seguirá la  condenación al Infierno.

El Infierno es la privación del Soberano Bien y por lo tanto la privación de todo bien y la acumulación de todos los males imaginables de cuerpo y alma.

El Infierno es el odio eterno sin hartura, el remordimiento desgarrador, la envidia, la cólera, la desesperación, la rabia.

El Infierno es la pena de fuego sin alivio, la tortura particular de cada sentido, cada músculo, cada nervio, cada articulación, cada fibra; tortura multiplicada e intensificada según el número y gravedad de cada pecado.

El Infierno es la sociedad de cuanto la tierra ha producido de más criminal, ingrato, cruel, vil y abominable. Es la horrible compañía del demonio y de los condenados, de sus vociferaciones, gritos de rabia y blasfemias.

El Infierno es la eterna inmovilidad, la inmovilidad en el espacio; como el condenado caiga en el Infierno así quedará para siempre; inmovilidad en el tiempo; nunca pasa en el Infierno el primer momento; inmovilidad en el odio y en la desesperación.

La mayor parte de los hombres, al avanzar hacia este abismo, ríen, se divierten y blasfeman. Un paso más… y caerán en la sima.

¿Estoy seguro de que no me habré yo de encontrar un día en tal número?

  1. José Schrijvers

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Noticias Cristianas

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