Artículo del día

CON LA LUZ DE LA FE

Escribe Mons. Javier Echevarría, Prelado que fue del Opus Dei, en su Carta Pastoral del Año de la Eucaristía: “¡Qué patente se alza el fracaso de los sentidos ante el Santísimo Sacramento! La experiencia sensible, camino natural para que nuestra inteligencia conozca lo que son las cosas, aquí no basta. Sólo el oído salva al hombre del naufragio sensible ante la Eucaristía. Sólo oyendo la Palabra de Dios que revela lo que la mente no percibe a través de la sensibilidad, y acogiéndola con la fe, se llega a saber que la sustancia –aunque lo parezca- no es pan sino el cuerpo de Cristo, no es vino sino la sangre del Redentor.

También la inteligencia zozobra, porque no alcanza ni alcanzará jamás a comprender la posibilidad de que permaneciendo lo sensible –las “especies”- del pan y del vino, la realidad sustancial constituya el Cuerpo y la Sangre de Cristo. “Lo que no comprendes y no ves, lo afirma una fe viva, más allá del orden propio de las cosas.”

Por esta virtud teologal se consigue, ante el Misterio eucarístico, la certeza que a la sola razón humana se presenta como imposible. “Señor, yo creo firmemente. ¡Gracias por habernos concedido la fe! Creo en Ti, en esa maravilla de amor  que es tu Presencia Real bajo las especies eucarísticas, después de la consagración, en el altar y en los Sagrarios donde estás reservado. Creo más que si te escuchara con mis oídos, más que si te viera con mis ojos, más que si te tocara con mis manos”

“Es toda nuestra fe que se pone en acto cuando creemos en Jesús, en su presencia real bajo los accidentes del pan y del vino”. Fe en el poder del Creador; fe en Jesús      que afirma: “Esto es mi Cuerpo” y añade: “Éste es cáliz de mi Sangre”; fe en la acción inefable del Espíritu Santo que intervino en la encarnación del Verbo en el seno de la Virgen e interviene en la admirable conversión eucarística, en la transubstanciación”

En continuidad con el Concilio Vaticano II y con la entera Tradición, el Magisterio posterior ha insistido en que “toda explicación teológica que intente buscar alguna inteligencia de este misterio, para estar de acuerdo con la fe católica, que en la realidad  misma, independientemente de nuestro espíritu, el pan y el vino han dejado de existir después de la Consagración, de suerte que el Cuerpo y la Sangre adorables de Cristo Jesús son los que están realmente delante de nosotros”.

 

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Noticias Cristianas

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