Artículo del día

EL AMOR A UNA MADRE

Hace años me conmovió el caso de un joven sacerdote entregado a los pobres, austero, modelo de abnegación, pero tan apegado a su madre, delicada y algo enferma, que me sorprendió un mediodía, cuando le llamé por el teléfono fijo a la hora de la siesta y, por lo visto, el sonido del teléfono despertó a su madre. No pudo aguantar el disgusto y enfadado me habló con brusquedad; fui imprudente y al fin le contesté: “Nunca habría creído que un sacerdote hablase así. ” Poco tiempo después dejó de ejercer el sacerdocio, se casó y según creo sigue siendo un católico ejemplar. Pero soy libre de pensar que de haber seguido el camino sacerdotal, el bien a las almas que habría hecho sería incalculable.

Me he acordado de él, Fernando,  al leer el escrito que san Bernardo dirigió a Walterio de Chaumont. Dice el Santo: “Atado por el afecto a vuestra madre, no podéis abandonar todavía el mundo que habéis aprendido desde hace mucho tiempo a despreciar. ¿Qué consejo voy a daros? ¿Qué abandonéis a nuestra madre? Pero eso parece cruel. ¿Qué permanezcáis con ella?  Pero eso no sería conveniente ni siquiera para ella, puesto que se convertiría en la causa de la perdición de su hijo. ¿Que sirváis a la vez a Cristo y al mundo?  “Pero ningún hombre puede servir a dos amos” (Mt. 6, 24)  La voluntad de vuestra madre en este asunto, al ser contraria a vuestra salvación, es también contraria a la suya. Si la amáis verdaderamente, la abandonaréis por su propio interés, por miedo a que si abandonáis a Cristo para permanecer con ella seáis la causa de su ruina.  Pues, ¿cómo puede ella escapar a la destrucción si permitió la destrucción de su hijo? He dicho esto por condescendencia  hacia vuestro afecto natural. Pero es “un dicho fiel y digno de toda confianza” (1Tim. 1,15) que, aunque es impiedad despreciar a nuestra madre por una razón terrenal, es la piedad suma despreciar a nuestra madre por causa de Dios. Pues el que dijo: “Honra a tu madre y a tu madre” dijo también “El que ama a su padre o a su madre más que a Mí no es digno de Mí” (Mt. 10,37).

Gracias a Dios, parece que han disminuido mucho las secularizaciones.  También parece que son bastantes los que perseveran en su camino al sacerdocio. En opinión de san Bernardo cualquiera que intentase seducir a un novicio (hoy diríamos seminarista, sacerdote, religioso….) para que regresara al mundo era un agente del demonio que hacía el trabajo del demonio. Hablando de esta tentación describe el paso de la vida religiosa a la secular  como “un salto desde lo alto al abismo, desde la cima del cielo a lo profundo de la tierra, desde el paraíso al infierno”

Jaime Solá Grané

About the author

Noticias Cristianas

A %d blogueros les gusta esto: