Él me hizo tal cual soy: me dio lo que tengo con el fin de que le rinda homenajes de obediencia y amor. Admiración y asombro ante la grandeza de mi fin. Por él soy igual a los ángeles, a Jesucristo, al mismo Dios que nada hace que no sea para su gloria.
¿Qué hace por los que se consagran a Él? Establece su morada en sus corazones para reinar y hacer que reine en ellos esa paz que excede a toda ponderación, los protege contra sus enemigos, escucha sus plegarias y se anticipa a sus deseos. Su Providencia vela sobre ellos, como una madre cariñosa sobre el hijo, que es el único objeto de su amor.
Tengo hambre de felicidad; yo sé que sólo puede saciar este mi anhelo, y, sin embargo, me obstino en buscar fuera de Él lo que no me es dado hallar sino en Él…¡Y seguiré llevando una vida tan inútil! Reconozco cuán funesto ha sido mi extravío. Para que me alejara del Mundo y me uniera a Vos, habéis permitido que lejos de Vos no encontrara más que padecimientos y desprecios.
- Chaignon