Todos los pecados os serán perdonados menos los que cometáis contra el Espíritu Santo. Esta idea expuso el Hijo de Dios encarnado cuando hace dos mil años habitaba en Palestina. Vamos a enumerarlos como se transcriben de forma sencilla en el catecismo más elemental.
1.- Presunción de salvarse sin ningún mérito.
2.- Desesperación de la misericordia de Dios.
3.- Impugnación de la Verdad conocida, para pecar con más libertad.
4.- Envidia de los bienes sobrenaturales que nuestro prójimo ha recibido de Dios.
5.- Obstinación en el pecado.
6.- Propósito de morir sin penitencia.
Creo que más que “mirar” como está la sociedad, en estas semanas post pentecostés, vale la pena meditar y quizá estremecerse si las palabras de Cristo pudieran sernos de aplicación. Porque aun cuando creamos no estar subsumidos en el anunciado…puede ser muy fácil dejarnos llevar por la idea de que “ya estamos salvados”, de que “la misericordia de Dios es infinita y nada hay que temer”, que “la Verdad conocida” tiene muchos matices y nos atenemos al que nos beneficia, que “es un buen deseo envidiar las gracias”, que “la penitencia ha pasado de moda” etc…
Jaime Solá Grané