Porque en su dolor hay esperanza.
¿Qué es la fe? Es la dureza del dolor, de la soledad… Los que hemos pasado la adolescencia en la soledad, alejados de todos por causa de la tuberculosis, sabemos lo que es la fe.
Hemos aprendido del dolor de José al ver encinta a su mujer virgen. Hemos participado de la crucifixión de Jesús, abandonado. Hemos comprobado que se puede vivir en grupo y estar marginado… Pero también la fe nos ha hecho comprender que Jesús resucitó, que su cuerpo no sufrió la descomposición, y que estuvo después con sus discípulos en un monte de Galilea y que poco después le vieron desaparecer en las nubes .
Los que hemos derramado lágrimas sabemos que no se nos van a secar buscando con avidez cosas nuevas. Al contrario, se convertirían en lágrimas amargas. El que tiene fe no necesita ya buscar novedades. Sabe que Jesús existe y que Él no puede engañarse. “Existe Él, que no es n i yo, ni este hombre, ni aquél y sin embargo es una persona, una persona infinita pero diferenciada, una persona invisible y n o obstante real, y la única que en verdad sea real con realidad subsistente por sí propia. Ha llegado la hora de abrir nuestro corazón, porque Jesucristo, Señor del Universo, ha hablado, y ¿qué hombre ha dicho jamás lo que Él ha dicho? Mis oídos perciben sus palabras admirables, oigo al Verbo eterno. ¿Cómo creer en ellas? Y ¿cómo no creerlas? El SÏ es difícil; pero el NO lo es mucho más·”. (E.Psichiari)
Las lágrimas del cristiano son bellas `porque caen por el dolor pero no se pierden. Dios Padre las recoge, nos confiere la esperanza que nos hace vivir libres y contentos.