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FERVOR CLARETIANO, ¿DÓNDE ESTÁ? (2)

El Superior general de los Misioneros Claretianos, M. Vattamattam,  expuso hace unos meses la situación de los claretianos en el mundo de hoy, y no duda en afirmar que se halla en sintonía con la que soñó Claret en 1849 cuando fundó la congregación.  Y aunque  sean más de 3000 los misioneros repartidos en 69 países, lo que le preocupa “es vivir hoy, en otro momento  de la historia, con el mismo impulso misionero de Claret”.,Por lo que a  Europa se refiere, parece muy cierta la afirmación encubierta de que no existe el impulso misionero del Fundador.

Me ha sorprendido que reiteradamente afirme que la Iglesia tiene miedo a cambiar. Afirma: “Guste o no, el cambio es la regla de la v ida de la Iglesia o de nuestra congregación. El Papa nos invita a salir, como un río. Un río parado y que no fluye se contaminará, no generará vida. Es preciso fluir, en  el sentido de cambiar y salir. Este es el momento de transición en la humanidad y en la Iglesia. No cambiar, es morir. Y cambiar es vivir, caminar con la gente en otra época. “

El General de los claretianos piensa que la humanidad no empeora sino que mejora. Insiste: “Es preciso cambiar, hay que tener valentía para cambiar. El cambio es natural, nosotros cambiamos. Es un motivo de alegría abrir los ojos y abrir el corazón”.

Pero, preguntamos en qué consiste el cambio. Y por fin descubrimos  que es: “Aprender a mirar el mundo con los ojos de Dios…Mirar el mundo con los ojos de Jesús, amar con el corazón es una revolución”.

No sé muy bien que quiere decir eso de “amar con el corazón es una revolución”.   Creo que amar a los Hombres como los amó Jesús lo ha hecho la Iglesia durante veinte siglos. Lo que no puede cambiar por mucho que lo exija la proximidad, la misericordia y la ternura, es la moral católica. Porque el cambio no puede ser, eminente general, decir que ya no existen los enemigos del alma. Que el mundo es bueno… que la carne es apetitosa y que se puede comulgar después de un banquete sexual con la mujer del prójimo…, que el demonio, si existe, está haciendo la siesta…Una cosa es amar a los hombres, a todos, por pecadores que seamos, (lo que siempre ha hecho la Iglesia y el verdadero cristiano) y otra muy distinta es cambiar las reglas morales fundadas en los mandamientos divinos.

Pienso que la doctrina que nos enseñó Jesús no necesita ser acomodada al mundo, no necesita ser cambiada. Nos la enseñó para que la cumpliéramos.

Jaime Solá Grané

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Noticias Cristianas

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