Artículo del día

MES DE MAYO, MES DE MARÍA (Día 18)

María y la voluntad divina.

“María amaba de igual manera lo dulce que lo amargo, el descanso que el trabajo, la vida que la muerte; de modo que no hubiera preferido una de estas cosas a las otras a menos que la Eterna Majestad no le hubiera dado a conocer su designio, pues en este caso se hubiera determinado inmediatamente. Y todo esto, con tranquilidad, sin réplica, sin contradicción, sin SÍ ni NO, sin TAL VEZ, sin pesar.

Las aguas de Siloé, dice la Sagrada Escritura, se deslizaban en silencio, es decir, fluían tan imperceptiblemente, que apenas podía advertirse el menor flujo y reflujo; de la misma manera, su conformidad con la voluntad de Dios era tan tranquila y apacible, que no hubiera podido distinguirse el menor movimiento, la menor ondulación del corazón” (San Francisco de Sales)

Así me represento yo tu Corazón, ¡oh María! Siempre en calma, siempre apacible, siempre dichoso, siempre mirando al Cielo y obedeciendo al soplo de la divina voluntad.

Lo que te sucedía, lo aceptabas con paz, porque sabías que todo proviene de Dios. Lo aceptabas con confianza, porque sabías que todo lo que  proviene de Dios es bueno, justo y útil. Lo aceptabas con satisfacción, porque sabías que, aceptándolo, agradabas a Dios.

Dios te había revelado ya, sin duda, aquella tan fortificante oración que brotó más tarde de los labios de Jesús: “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”.

Dame el amor a la divina voluntad. ¿No será más dichoso dejando obrar  a la Providencia, siempre tan buena?

Mons. A. Sylvain

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Noticias Cristianas

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