Artículo del día

MES DE MAYO, MES DE MARÍA (Día 15)

María y la oración.

La oración de María era continua. Por oración se entiende, no solo las palabras de alabanza, de agradecimiento o de amor dirigidas a Dios, sino también la relación habitual entre el alma y Dios, relación que por nadie es mejor representada  que por el pequeñuelo pegado siempre  a su madre; pues si anda, la coge por los vestidos; si juega, apenas aparta de ella su mirada; si descansa, lo hace en sus brazos o cerca de la cama en donde reposa su madre. He ahí la imagen de María y de Dios.

La oración de María era sencilla cuando salía de sus labios. Sencilla en las palabras y en los sentimientos. María adoraba y lo decía; María amaba y lo decía; María agradecía y lo decía tal cual lo experimentaban en su interior. ¡No usemos términos rebuscados cuando nos dirijamos a Dios! Sencilla en lo exterior, María rezaba con mucho respeto y modestia, pero no se advertía afectación ni austeridad, ni singularidad alguna en Ella; la calma de su rostro, la serenidad de su frente, la paz que mostraba en todo, hacía exclamar a todos cuantos la veían: “Está hablando con Dios”.

La oración de María era regular. María se había fijado las horas de conversación particular con Dios, y al llegar alguna de estas horas, dejaba toda ocupación que no le fuese impuesta por la caridad o por la obligación, y se decía: “Vamos, Dios me espera”.

¡Oh Madre mía! ¿Cuándo rezaré como Tú? ¿Cuándo consideraré la oración como la cosa más seria, más importante, más preferida?

Mons A. Sylvain

About the author

Noticias Cristianas

A %d blogueros les gusta esto: