María quiere llevarme al Cielo
He visto ya que María me ama. Ella sola, escribe un santo, nos ama más que todos los ángeles y todos los santos juntos.
Si María me ama, es, pues, cierto que quiere llevarme al Cielo. ¿ qué me importaría su amor en la tierra si más tarde hubiera de dejarme? Amar, ¿no es por ventura dar a alguien todo lo que de más útil posee para él, siempre que pueda darlo la persona que ama? Ahora bien, ¿qué hay mejor para mí que el Cielo? No, María, no te pido ni riquezas, ni gloria, ni prosperidad; quiero el Cielo, el Cielo para siempre.
Este pensamiento de san Alfonso María de Ligorio fortalece todavía más mi esperanza: “María, por ley de agradecimiento, está de alguna manera obligada a salvarnos. En efecto, cuanto tiene, ¿no lo posee por causa nuestra y en relación a nosotros? ¿No fue escogida entre todas las mujeres por Madre de Dios, a causa de nosotros y de nosotros pecadores? Si nos hubiese amado Dios hasta el punto de querer hacerse hombre para salvarnos, ¿sería María lo que es, MADRE DE DIOS? ¿Tendría las gracias que ha recibido? ¿Gozaría de tan eminentes privilegios como son los que ahora goza? María, que sabe todo esto, ¿podría ser ingrata con nosotros? ¿Podría no amarnos tiernamente, no emplear todo el poder que le da su título de Madre de Dios a favor de los que a Ella se encomiendan? ¿Permitiría, por lo contrario, que ni siquiera uno de los que le ruegan se pierda eternamente? “
También yo me complazco en repetir: ¡María quiere llevarme al cielo!
Mons. A. Sylvain.