Un hombre simpatizante del Partido Podemos, mostraba su satisfacción porque el “camarada” Bergoglio, había estado sumamente efusivo con la nueva embajadora de España en el Vaticano. Lo del “camarada” ,lo había tomado de su admirado Sr. Iglesias.
-. Mira, decía, me imagino que si hoy viviese Cristo escogería los doce apóstoles, mitad hombres y mitad mujeres. Pregonaría la igualdad como hacemos en nuestro Partido. Seis mujeres y seis hombres. Por esto el Papa lo quiere reformar todo: para que haya paridad en la jerarquía.
-.Pero basándose en esta apreciación, son muchas más las mujeres que practican la fe católica que los hombres. Democráticamente hablando, deberían ocupar no solo la cabeza de la Iglesia sino la gran mayoría de cargos.
-. Es cierto, exclamó entusiasmado el podemita. Llegará día y no creo muy lejano que usted irá a confesarse y se sorprenderá de que al otro lado de la rejilla haya una mujer para escuchar sus pecados.
Me puse serio.
-. Mire, amigo, usted podrá desbarrar cuanto quiera. Pero lo que Jesucristo Hijo de Dios encarnado, instituyó hace dos mil años, lo hizo con su perspectiva de eternidad. Él sabe por qué escogió a hombres y no mujeres, a pesar de que más fiel y santa que la Virgen María no había ni habrá otra persona. Y no le dio el poder que tiene el sacerdote más sencillo. Esté usted seguro. Antes que el sucesor de Pedro ordene como sacerdote a una mujer con la potestad de perdonar los pecados, de hacer el sacrificio de la santa Misa… antes de eso vendría el fin del mundo terreno.
El podemita conocía bien el Evangelio y replicó:
-. Jesús dijo “¿Encontraré fe cuando vuelva al mundo?”
Tuve que bajar la cabeza y reconocer:
-. Sí, si ocurriese lo que usted en tono burlesco ha dicho, se habría perdido la fe y la llegada del fin sería inminente.
Jaime Solá Grané