Artículo del día

LA BLASFEMIA (2)

En su Autobiografía narra San Antonio María Claret dos hechos ocurridos en 1862.

En Madrid, en la calle que se llama del Viento, estaban unos albañiles y peones escarbando en la calle, haciendo la comunicación de un pozo o depósito de inmundicia de una casa a la alcantarilla grande que está en medio de la calle, y mientras uno de ellos estaba dando con el pico, blasfemaba; pero Dios en castigo, hizo que el blasfemo quedase ensuciado, porque rompiéndose el muro antes de tiempo, salió tan grande cantidad de inmundicia que el mal olor  se asfixió y no pudo salir. Las aguas inmundas le ahogaron y quedó muerto, llena la boca y todo su cuerpo de inmundicia.

Un otra ocasión se hacían obras en una casa y se hallaba el paso algo obstruido; un carretero con el carro cargado tenía que pasar por allí, y habiéndosele atascado el carro con los escombros, empezó a blasfemar contra Dios, dando fuertes palos a las mulas, blasfemando al mismo tiempo; he aquí que una mula, a la que pegaba, le tiró una fuerte coz en las sienes y cayó muerto con la blasfemia en la boca.

¿Qué te ha hecho Dios para que le injuries?

El Santo Cura de Ars decía: “¿No es un milagro extraordinario que una casa donde se halla un blasfemo no sea destruida por un rayo o colmada de toda suerte de desdichas?” Llegó, incluso, a negar la absolución a algún blasfemo. Así, un sacerdote que iba acompañado de un adolescente,  preguntó a éste si comulgaría en la Misa que iba a celebrar.

“No puedo, fue la contestación, porque el Señor Cura, por haber blasfemado, me ha negado por esta vez la absolución”.

Hace ya muchísimos años que los niños de la Parroquia de Guissona repartieron por las calles y hogares 3000 papeletas pidiendo a sus vecinos que no blasfemaran. El slogan era: ¿BLASFEMIA? ¡NO, GRACIAS! Fue una lluvia blanca que habría gustado, sin duda, a todos los Santos, pero muy en especial a San Antonio María Claret y al Cura de Ars.

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Noticias Cristianas

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