Artículo del día

EL DIVINO IMPACIENTE

Muchos vimos hace años el drama teatral EL DIVINO IMPACIENTE  de José María Pemán, quien, con versos precisos, multiplica las escenas de la vida de san Francisco Javier, en su impaciencia para la salvación de las almas.

Hoy se pondera y se ensalza la Paciencia. Decimos que el Señor tiene su tiempo para cada persona. Ahora  pensamos que no es necesario correr ni menos impacientarse para la conversión de las almas, ni tan siquiera  las más cercanas. “Demos tiempo a Dios…”, decimos comprensivos. La Paciencia, ¡qué bonita excusa para la pereza!

Cierto que la virtud de la paciencia es alabada por todos los santos. Recuerden el elogio de santa Teresa que empieza “Nada te turbe…” Lo saben Ustedes de memoria. Pero la paciencia es una virtud que en general tiende a la perfección individual;  es poco contagiosa.  Pero esta paciencia nada tiene que ver con la impaciencia de san Francisco Javier.

Para mejor excusar nuestra pereza explicamos  la Paciencia de Dios durante los milenios que fueron precisos para la evolución del universo y, en concreto de la Tierra. Pero Dios no ejercitó la paciencia. Es eterno.

Algunos quizá piensen  que la paciencia va unida a la prudencia. Ciertamente que hoy día muchas eminencias  afirmarían con seguridad que San Francisco Javier fue un imprudente. Sí, lo fue, porque tenía celo por la salvación de las almas. Corría riesgos…

La inmediatez, que hoy nos ha sido proporcionada por la alta tecnología,  no nos deja ejercitar la virtud de la paciencia, como antaño. ”Demora, que ya el Señor proveerá” Es hora ya de propagar la Verdad de Cristo con imprudencia, o sea sin reparos, falsos respetos ni temores. Pero…seamos realistas: Nadie cree hoy en la afirmación de san Justino: “Poder decir la verdad y callarla es atraer la cólera divina”.

¡Qué imprudentes son los de N.C. que escriben sobre el INFIERNO, LA MUERTE, EL JUICIO DE DIOS Y SUS CASTIGOS!.

Jaime Solá Grané

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Noticias Cristianas

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