La colección de los errores modernos, sacada de las Encíclicas y Cartas del gran Papa Pío IX, es y seguirá siendo la Luz que ilumina el Camino que lleva a la Vida eterna con Dios. O sea es el instrumento que disipa las tinieblas de los errores, necesario para muchos de los cristianos que formamos la Iglesia de hoy y de siempre. Fue el gran Pontífice que culminó la obra con el Concilio Vaticano I.
El 8 de diciembre de 1864 publicaba le Encíclica QUANTA CURA sobre el naturalismo, el comunismo y el socialismo. Condenaba los principales errores de la época, no solamente respecto a las verdades sobrenaturales sino también a las naturales, por su perversidad herética y el inmenso daño que acarrean en el orden filosófico, social y político.
Explica Lemoyne que vivió el acontecimiento: “Pío IX proseguía con indómita firmeza, con su magisterio infalible la obra de Jesucristo que había dicho: “Para esto he nacido yo y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad”. Se había divulgado que las doctrinas de la Santa Sede ya no producían frío ni calor en la moderna civilización y resultó que ante la palabra del Papa transmitida a todas las iglesias del mundo, la sociedad entera se conmovió profundamente. Miles de periódicos, aun los liberales, publicaron la Encíclica y el Sílabo; las sectas, atrozmente diabólicas, vomitaron furiosos insultos y blasfemias en sus revistas y asambleas. Los gobiernos de Francia y de Italia intentaron en vano sofocar la palabra del Pontífice con reuniones de ministros, circulares amenazadoras a los Obispos, decretos prohibiendo publicaciones y comentarios pastorales, cartas diplomáticas, instrucciones inquisitorias a la policía, mientras millones de auténticos católicos y sus Obispos gritaban con inmenso aplauso: “No con Belial, sino con Jesucristo y su Vicario”
Es evidente que los hombres que formamos la Iglesia Católica estamos viviendo y renaciendo continuamente. De ahí la vigencia del Sílabo: lo llevamos dentro. Estoy seguro que los lectores de NC todos lo han leído.
Jaime Solá Grané