Artículo del día Testigos de Cristo

TESTIGOS DE CRISTO: Santa Catalina Labouré

Es cosa de admirar cómo la Virgen Inmaculada se dio a ver a esta humilde joven, mantuvo con ella secretas conversaciones y puso ante sus ojos la prodigiosa Medalla con el encargo de propagarla con todo empeño, y con las promesas de una abundantísima lluvia de gracias celestiales. Pero son aún más admirables las virtudes que adornan a esta Hija de la Caridad. Nació en 1806 y vivió setenta años (m. 1876). Era hija de labradores, y cuando quedó huertana de madre a los nueve años se puso bajo el cuidado de la Virgen y se hizo cargo de la casa, de la granja, y de sus hermanos pequeños. No descuida su vida de piedad: no hay sacerdote en el pueblo, pero va todos los días a un pueblo cercano a oír Misa y orar. Descubre que tiene vocación, pero no sabe dónde ir. Su padre se opone a su marcha y la manda a París para que «Vea mundo».

A los dieciocho años un anciano sacerdote le dice en sueños: «Hija mía es una obra laudable asistir a los enfermos… Dios misericordioso tiene designios sobre ti; no lo olvides». Un día reconoce a aquel sacerdote en un retrato de San Vicente de Paúl y comprende que Dios la quiere Hija de la Caridad. Allí se dirige.

La Medalla Milagrosa

En el noviciado de París tiene grandes deseos de contemplar a la Virgen María, y es complacida. La noche del 18 de julio de 1830 la despierta un niño resplandeciente y la conduce a la cap1lla. Allí se encuentra a la Virgen Inmaculada. Se acerca a Ella y se apoya sobre sus rodillas. El 27 de noviembre del mismo año se le vuelve a aparecer, y le muestra el modelo de la Medalla. Así la describe:

« Tenía las manos levantadas y llevaba en ellas una esferaDe los anillos que tenía en los dedos salían rayos de luz que irradiaban en todas direcciones«Esta esfera que ves representa al mundo entero… y a cada persona en particular. Estas piedras preciosas de las que no sale nada son las gracias que se olvidan de pedirme«».

Los rayos son símbolo de las gracias que la Virgen alcanza a los que se las piden. Le hace comprender cuán grato es rogarle y cuán generosa es, cuántas gracias concede a quienes se las piden, y cuánto gozo experimenta al concederlas… «Se formó un cuadro ovalado a su alrededor en el que estaban escritas estas palabras:

¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!».

Una voz le dijo: “Haz acuñar una medalla según este modelo; todas las personas que la lleven puesta con confianza recibirán grandes gracias».

Sencilla y humilde

Sor Catalina procura con especial empeño el pasar oculta e inadvertida entre sus hermanas. Sólo reveló su secreto a su confesor.

Abraza gustosa los oficios ordinarios, incluso los más humildes… Cuida a los enfermos aliviando sus cuerpos y sus almas, hasta el olvido de sí. Trabaja como portera, cocinera, costurera y cuantos trabajos le encarga la obediencia, como el cuidado de la granja.

En su canonización Pío XII dijo: santa Catalina Labouré sobresale por el empeño de su cristiana humildad y por la sencillez de vida, ya que, si gozaba de tantos favores ante el Divino Redentor y su Santísima Madre, sin embargo tenía sus delicias en vivir en la sombra del silencio… sólo esparciendo a su alrededor el olor celestial de su santidad interior».

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Noticias Cristianas

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