Hay países musulmanes que son admirados por muchos por la cohesión entre su religión y su política, lo que les da una indudable fuerza. También los países cristianos tuvieron una época de fortaleza envidiable gracias a la firmeza de su fe. Pero desde el siglo XIV con Ockam, Huss, Wiclef y otros se inicia un nuevo camino que va separando a la sociedad de su Creador, alcanzando su punto álgido con la revolución francesa: y en la actualidad los países europeo_ intentan sustentar la autoridad, asegurar la paz social y el bienestar público con lazos puramente humanos. «Deleznable asiento de una vida social que se apoya sobre fundamentos., Puramente terrenos y fía su autoridad a la fuerza externa»
¿Por qué dan miedo los mahometanos? Los países mahometanos han sabido conservar el vínculo entre el Estado y Dios: y no han apartado de la vida política aquellos preceptos divinos que más la configuran, incluso han legislado conforme a ellos. Dicho sea todo esto con las debidas salvedades por tratarse de una religión que solo en una parte conserva la verdad. Esta coherencia entre la religión y la vida social les da la fortaleza política que tanto atemoriza a los europeos.
Los europeos siguen poniendo su esperanza en que los mahometanos «se integren» en la sociedad europea y así pierdan su creencia, para ser absorbidos por la increencia general, o sea no disentir del general adormecimiento de los cristianos. Es triste pensar que la salvación de la cultura Cristiana europea se halle en la asunción del hedonismo por los mahometanos. ¡Que acepten la concepción materialista de la sociedad y del Estado! Al contrario, los verdaderos cristianos deberían defender que el «Estado no debe escapar al orden moral que rige al mundo; y son los conceptos de deber, virtud y conciencia los que deben sostener su autoridad, más que la severidad de las leyes o las amenazas de los castigos. La razón demuestra y la historia confirma, que la libertad, la prosperidad y la grandeza de un Estado se hallan en razón directa de la moral».
Con todos sus defectos y errores, a pesar de la corrupción de los gobernantes, el pueblo musulmán ha asumido la parte esencial de esta moral religiosa, y por ello tiene la fuerza que espanta a los europeos.
Jaime Solá Grané