Artículo del día

EL DOLOR DE CADA DÍA

Written by Jaime Solá Grané

La sabiduría popular dice que hemos venido a este mundo para sufrir. Y es cierto. La vida está llena de males y de infelicidad.  Lo importante es considerar las razones por las cuales Dios permite el dolor y saca mérito para el hombre no sólo cuando el dolor es aceptado con mira sobrenatural sino también cuando es soportado por indefensos, niños por ejemplo, o por ignorantes e incluso por incrédulos… Incluso cuando el sufrimiento es maldecido por la desesperación.

Todo sufrimiento redime. Esta es la tesis básica.

El hombre juzga las cosas  a corto plazo Y así es imposible valorar las consecuencias finales.  Por el contrario Dios tiene por tiempo los siglos  y toda la eternidad;  por ello  las cosas inexplicables hoy para nosotros, como el sufrimiento y muerte  de millones de inocentes, el dolor de madres cuando pierden sus hijos, enfermedades y accidentes que destrozan familias felices… tienen sentido en el plan de Dios.

Dos grandes leyes dirigen la conducta de Dios: el respeto al más grande de los dones  dados al hombre, la LIBERTAD, de donde sale el bien y  el mal. Y la rehabilitación de la naturaleza caída de donde sale el SUFRIMIENTO.  Libertad y expiación por el dolor son verdades que ha de entender el hombre. Dios no quiere el mal, sólo lo tolera. No quiere el sufrimiento, sólo lo permite. Del mal hacer surgir un bien mayor y se sirve del sufrimiento para formar una felicidad infinita. No la felicidad finita y temporal del hombre en la tierra.

Puede parecer que este plan divino se cumple y el dolor es fecundo sólo cuando es libremente aceptado por el hombre.   Y así se predica a veces. Pero  no es posible pensar que Dios permita que la gran, inmensa, cantidad de seres desgraciados puedan llevar inútilmente su dolor con una miserable vida. El dolor de criaturas que nunca han ofendido a Dios ni pueden merecer aún ¿va a ser inútil?  Todo sufrimiento alcanza de lleno un derecho sobre el Corazón de Cristo. Incluso el soportado  por los que no aceptan el dolor, incluso para los que lo maldicen…

Jesús dijo que para el hombre es imposible la salvación, pero que Dios todo lo puede.  ¿Y no podría ser que la voluntad salvífica divina fuera precisamente el dolor que todos, todos, tenemos que soportar? Porque la voluntad divina es que todos los hombres se salven.

Jaime Solá Grané

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