Castigo de Dios es sin duda la escasez de vocaciones sacerdotales en España. Como explica un sabio autor, la causa de este castigo es la permisión de algunos errores doctrinales y prácticas no suficientemente neutralizadas. La considerable difusión de graves errores o falsificaciones de la fe católica son la causa: Dios castiga con tan significativa escasez de hombres que corresponden a la llamada. No busquemos paliativos en las familias y en la sociedad.
Consecuencia de los errores difundidos por muchos eclesiásticos ha sido la deserción de los jóvenes: la Iglesia no les interesa. Se ha abandonado la confesión porque ya nadie peca, mejor dicho, se ha perdido el sentido del pecado. Los que, en otras partes del mundo, -en Cuzco por ejemplo- hemos contemplado escenas de arrepentimiento y llanto de gente sencilla, podemos creer que la ceguera de la conciencia sea un castigo divino a herejías encubiertas.
También puede ser castigo divino la actual aceptación resignada del mal: la eutanasia, el aborto, la mentira socialmente institucionalizada, los desvíos doctrinales… Que los cristianos y especialmente los sacerdotes no sientan celo ante la condenación eterna de sus fieles es un terrible castigo. Por ejemplo, ¿quién reza a diario por las personas que mueren cada día y van a dar cuenta al justo juez? ¿quién ama a Dios para intentar suplir el desamor de estos moribundos? Es la terrible y falsa teología de que no es necesario evangelizar porque cada uno puede ser santo a su manera, en su religión: basta con la bondad natural. ¿Puede alguien tener un castigo mayor que el de pensar así? ¿No estás a un paso de la eterna reprobación? Aceptar el divorcio como algo natural propio de los tiempos en que vivimos, facilitar las parejas de hecho…Aceptar como normal y bueno el matrimonio civil. Este cambio de “mentalidad del católico” entra plenamente en el castigo divino, paso lógico al castigo eterno.
(Tomado del libro “CASTIGOS DE DIOS” de Noticias Cristianas
Jaime Solá Grané