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PARA LLEGAR AL CIELO, LA TIERRA PROMETIDA

“Man-há”, “que cada uno  recoja el que necesite. No más ni menos. Moisés explicó a los israelitas cómo Dios nunca se olvida de los pobres y que hasta en el desierto les prepara el pan de cada día.  “Es el pan que baja del cielo”, les decía.

Unos recogieron más de lo que necesitaban, otros menos, pero Moisés hizo que el que hubiera recogido de más no tuviera nada de sobrante, y el que había recogido menos, no le faltara nada, sino que cada cual tuviera lo necesario.  Con esto, quería Moisés, que los israelitas lucharan contra la tentación de amontonar lo superfluo mientras a otros les falta lo necesario.  Por esto lo superfluo del Maná se podría.

Amontonar lo superfluo  ha sido siempre una forma de corrupción.

No se puede amontonar riqueza sin una finalidad social y cristiana. No se puede llegar a la Tierra Prometida del Cielo.

Juan Bautista predicará lo mismo: para compartir la Tierra Prometida hay que nivelar la posesión de los bienes a partir de las necesidades reales de cada uno. Nivelar las desigualdades no es un invento comunista.  Canten las últimas estrofas del Magnificat de la Virgen María… “Dispersa a los de corazón soberbio, derriba de su trono a los poderosos y eleva a los humildes, a los hambrientos llena de bienes y a los ricos despide sin nada”

Cuando Jesús multiplica los panes y peces quiere que todos aquellos hambrientos se sacien…Es cierto que Pablo dirá que “el que no quiera trabajar, que no coma”, pero hoy ya no se trata de querer o no trabajar sino de que no se encuentra trabajo muchas veces…Entonces para el cristiano, el principio económico debe ser no a “cada uno según su trabajo”, sino a “cada uno según su necesidad”

Jaime Solá Grané

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Noticias Cristianas

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