Artículo del día

¡AMEMOS A LA IGLESIA!

Mi gran amigo Xavier Felip me ha enviado el libro “Intrigues i poder al Vaticà” de un periodista hijo de Vic. Quizá ha provechado el tema del Obispo Mons. Novell para que un servidor tomara conciencia más plena de la gran miseria que se esconde –o no tan escondida- en el Vaticano y en la Iglesia. Ciertamente, basta dar una ojeada al sumario del libro para ver que ningún pecado, por grande y grave que sea, escapa  a los miembros de la Iglesia. ¡Muchas gracias, Xavier!

Nací hace más de ochenta años en un pueblo de payés de menos de cien habitantes. Y desde pequeño he observado que los grandes pinos son abatidos por las tempestades. Lo mismo he podido ver en los grandes pinos de la Sierra de Collcerola, al norte de Barcelona. Los grandes vientos los abaten. Pero hace ya veinte siglos que la Iglesia es azotada, por vientos y tempestades, y permanece. En el Credo rezamos que creemos en una Iglesia SANTA aunque sean tan grandes los pecados y debilidades de sus miembros como queda patente en el libro aludido y en otros muchos que se han escrito.  Toda la historia de la Iglesia es una conjugación de pecados de sus miembros y de la fuerza de la gracia divina que mantiene firme la Iglesia. No nos tiene que sorprender ni menos desanimar todas estas vivencias que pueden manchar a la Iglesia Al contrario, mantenerse firme en medio de la tempestad, del odio con que el mundo ataca a la Iglesia , en medio de la fragilidad de los miembros, no demuestra otra cosa que la savia sobrenatural que alimenta el árbol de la Iglesia.

Por último, me atrevería a aconsejar la lectura  del libro ¡AMEMOS A LA IGLESIA!  de Mons. Ramón Masnou ; sólo voy a transcribir  un párrafo para que compruebe el lector la calidad del libro.

“La Iglesia  se ha de guardar de todo lo que pueda hacer mal, tanto consciente como inconscientemente. La Iglesia ha de guardarse de olvidar ni siquiera un gramo del Evangelio, o de envidiar ni siquiera medio gramo de mundanidad, de bajezas de instinto perverso. La Iglesia ha de apreciar el progreso, las culturas, las ciencias, el arte, los medios de descanso y esparcimiento que alegran y hasta las modas que son prácticas y ayudan. La Iglesia  puede ingeniárselas para escoger e inventar procedimientos modernos para atraer hermanos a acercarse a Dios y a ella, pero siempre sólo con una luz de verdad para el entendimiento, con otra luz de bondad para el comportamiento y el testimonio, y con una tercera luz de amor, siempre bueno, siempre limpio, siempre evangélico, nunca a medias tintas, nunca disfrazado, y nunca fraudulento. Siempre amar a las personas con amor que venga de Dios y, los cristianos católicos amar siempre a la Iglesia, que es la gran obra de Cristo en el plan de la salvación de la humanidad”.

Jaime Solá Grané

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Noticias Cristianas

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