Existe en la extensa llanura sobre la cima de una pequeña colina una columna con un nicho, en el cual fue pintada al fresco en 1570 una imagen de la Santísima Virgen en actitud de abrazar al niño Jesús. Aquel lugar totalmente olvidado se había reducido a una cueva de reptiles. Pero un buen día del año 1862, un niño llamado Enrique, que aún n o había cumplido los cinco años, estaba jugando allí cuan do oyó que le llamaban por su nombre. Volvió en días sucesivos por aquel lugar y oyó varias veces una voz dulcísima que repetía su nombre.
Le perdió un día su madre, y por más que le buscaba no daba con él hasta que lo halló junto a la columna. El niño ya le había hablado de la voz que había escuchado y de una Señora que se le había aparecido, mas no sabía explicar de qué modo la había visto. Se comentó entre los aldeanos lo que decía Enrique, pero n o le dieron crédito y la importancia que merecía. Pero la Santísima Virgen había señalado el sitio donde quería favorecer a los cristianos con sus gracias y esto atrajo la atención del pueblo el día 19 de marzo. Un joven campesino, aquejado de varias enfermedades crónicas y desahuciado por los médicos, se sintió inspirado para ir a venerar la citada imagen. Fue, se encomendó a la Santísima Virgen y, sin más, regresó totalmente curado. A partir de aquel momento, comenzó una ingente peregrinación de fieles, hasta de las diócesis vecinas, de forma que los días festivos se veía alrededor del famoso pilar de cinco a seis mil personas arrodilladas. Los mismos enemigos de la Iglesia se veían obligados a confesar que no podían dar explicación de aquel fervoroso entusiasmo de los pueblos.
Era un continuo sucederse de milagros y extraordinarias gracias espirituales y corporales. Algunos incrédulos fueron a visitar a la imagen para denigrarla; pero al llegar al lugar, en contra de todas sus ideas, sintieron la necesidad de arrodillarse y rezar. Y volvieron con muy distintos sentimientos, hablando públicamente de los prodigios de María. El arzobispo de Spoleto encargó a insignes artistas los planos para un hermoso templo; y, como la devota imagen no tenía ningún título especial les pareció bien que fuese venerada bajo el nombre de Auxilio de los Cristianos. (Juan Bonetti)