José Sarto, conocido después como Pío X, había nacido en Riese (1835), un pueblecito del norte de Italia. Soportó las estrecheces de una familia sencilla y numerosa. Su padre era el alguacil del pueblo. José se destacó desde joven en sus estudios, por su inteligencia superior y en su continuo servicio a la Iglesia y a las almas como párroco.
Fue elegido Papa en 1903, a la muerte de León XIII. Se resistió cuanto pudo, pero al final el sencillo Patriarca tuvo que rendirse a lo que era claramente la voluntad de Dios. Aceptó la elección como una cruz, y «puesto que iba a sufrir, llevaría el nombre de los que han sufrido: Pío«.
«Restaurar todas las cosas en Cristo» será el lema de su pontificado, hacer que Cristo sea todo y esté en todo. Y lo cumplió. Su mayor preocupación era combatir los males que acechaban al pueblo fiel. Insistía con frecuencia en el daño que hace la ignorancia de la fe: «Es inútil esperar que quien no tenga formación pueda cumplir con sus deberes de cristiano«; y publicó un catecismo que ha hecho mucho bien a la Iglesia. Siendo Papa, no quiso abandonar los medios tradicionales de la Catequesis.
Es uno de los pontificados más fecundos de toda la historia. Es el Papa de la Eucaristía, de la codificación del Derecho Canónico, de la condenación del modernismo, restaurador de la liturgia y de la música sacra.
La Comunión de los niños
Abrió a los niños las puertas para la Sagrada Comunión. Durante los dos siglos anteriores, los errores del jansenismo habían propagado un concepto de Dios demasiado severo; se exigía una pureza extraordinaria de alma para acercarse a comulgar, y no se podía hacer hasta los doce años o más. Pío X señaló la edad de siete años como normativa para la Primera Comunión. «Basta que los niños conozcan las verdades fundamentales de la fe y sepan distinguir este pan divino del otro pan», arguyó.
El punto de cita de todas las herejías
La condenación del modernismo fue uno de los problemas más difíciles de su pontificado. Lo hizo en la encíclica «Pascendi». Estas doctrinas son «el punto de cita de todas las herejías» según las calificaba el mismo Papa. El modernismo es un ataque sutil a la revelación y al sentido sobrenatural del catolicismo; muy peligroso por salir del seno mismo de la Iglesia y minar los mismos fundamentos de la religión. Da una interpretación totalmente natural y racionalista de las verdades religiosas, por las influencias de las corrientes filosóficas en boga. Verdaderamente hizo falta el instinto sobrenatural de un santo y gran fortaleza de ánimo para desenmascarar el modernismo y afrontarlo. Este error sigue en nuestros días. En países evangelizados hace siglos mucha gente no conoce las verdades más elementales. El llamamiento de San Pío X a conservar, fortalecer y dar a conocer la buena doctrina sigue siendo actual. Es urgente que todos los cristianos, con los medios a nuestro alcance, nos formemos bien y demos a conocer a los demás las enseñanzas de la Iglesia. Estos medios son la difusión de buenos libros, catequesis familiares, conversaciones que puedan surgir sobre temas de fe y moral, los diversos medios de comunicación social, etc.
Pío X tenía un carácter fuerte, pero llegó a dominarlo con ayuda de la gracia hasta alcanzar la santidad que se reflejaba en el rostro, en sus palabras, en su espíritu de oración, en su incansable espíritu apostólico. Su figura era la encarnación de la mansedumbre y del sentido sobrenatural.
Murió en agosto de 1914, en vísperas del inicio de la Prim