Dios no muere
Puede, alguna que otra vez acá en la tierra, interponerse una nube entre Dios y el alma pero la nube pasa… y el alma resplandece más brillante y fuerte que nunca. Helo aquí.
-Yo, Revolución, voy a ti, Vendée.
Y quebrantaré tus esfuerzos.
-Quizás te veas frustrada en tus designios.
En mi favor está el Dios que ha hecho los fuertes.
-No dejaré en pie la menor piedra de los templos en donde tu Dios reina.
-No faltará jamás algún claro en el bosque para adorarlo bajo el cielo azul.
-Reduciré, si es preciso, a un montón de cenizas tus bosques en donde creas ocultarlo.
-Verás descender a Dios al corazón de mis hijos; si puedes, ve a buscarlo en él.
Haré de tus hijos una horrible hecatombe; su sangre enrojecerá las aguas.
-Otros nacerán muy pronto en gran número sobre su tumba, del propio polvo de sus huesos.
Pues bien, al viento arrojaré ese polvo; lo dispersaré por todas partes.
-Y por si mismo caerá sobre la tierra para trazar en ella el nombre de Dios…