Los padres cristianos que no educan a sus hijos en la fe católica son peores que los apóstatas. En esta línea está definida la idea del santo Obispo Torras i Bages, sobre la educación. Me he acordado de este texto al leer la noticia de que los Reyes de España habían enviado a su hija Leonor al colegio UWC Atlantich College, donde se aprende de que “no hay cosas buenas y malas, pues todo depende de cómo las ve el alumno… Todo enmarcado dentro de los postulados del consenso global: la paz mundial, la justicia social, la ideología de género, el cambio climático…” Todo en la más adecuada enseñanza de que el HOMBRE no sólo es el rey de la creación, sino que es su creador. No hay más allá, todo se reduce a que el hombre viva lo mejor que pueda y cuando se canse, si ya no le gusta vivir, entre en un Centro de Eutanasia.
¡Lejos de mí criticar la decisión de los Reyes, pues en la gran mayoría de colegios cristianos se practican los mismos métodos! Nada de fe.
Lo que me sorprende es la “exquisita prudencia” de los Obispos que callan, callan, callan… Hará unos setenta años que Gilbert Cesbron, al presentar el libro” Los santos van al infierno”, se preguntaba si la prudencia era todavía una virtud. Pues, sí, querido Gilbert, transcurridos tantos años la cobardía, revestida del manto de prudencia, es una gran virtud que se practica frente a los poderosos de la Tierra. Frente a los débiles, perdedores o fracasados, se puede ser extremadamente valiente. Aunque está comprobado, que ante estos últimos, se practica cuando son laicos, la virtud del OLVIDO.
No sé si el miedo a enfrentarse al PODER del demonio en el mundo, proviene de falta de fe o del apego a los bienes de este mundo. Aunque posiblemente sean dos caras de lo mismo. Lo cierto es que nadie se quiere enfrentar a los “religiosos”, que han convertido sus colegios en centros de apostasía, que diría Torras i Bages.
Jaime Solá Grané