Toda la Biblia es una advertencia de Dios al hombre para que ande por el camino de la Verdad. Y cuando se veía forzado a corregir, porque el hombre se desviaba, aplicaba remedios duros, como pestes, sequía, terremotos, inundaciones etc…
Veo que se está poniendo de moda encabezar algunas esquelas con la frase “Fue un hombre de bien”. Me parece loable la intención. Es muy importante hacer el bien. Como lo es el mantener ideales de paz en nuestros convulsos días. Pero la realidad, o sea la verdad, es que día a día aumenta el odio. ¿Qué no? Pero, si incluso nuestros cegados legisladores han hecho lo que no se le habría ocurrido a ninguno de los legisladores de los siglos pasados: tipificar como delito toda expresión o acto de odio.
La realidad, como muestra la Biblia, es que Dios no se ha retirado del escenario del mundo y que actúa con medidas extremas cuando el hombre va por caminos irremediablemente perdidos, aunque al hombre le parezca que son autopistas de paz.
Los misioneros que iban a África o a Sudamérica para liberar al hombre de la esclavitud de la pobreza, creían firmemente que hacían el BIEN. No sé lo que piensan del resultado… Incluso los regímenes más homicidas del siglo pasado, creían hacer el bien fomentando su raza o el dominio de las masas obreras. Y ya sabemos cómo terminó todo…
Pues, por todos los indicios, Dios va a actuar ante el desenfreno total en que los dirigentes del mundo han colocado a la sociedad. Leyes aberrantes con sanciones si no se cumplen…
La pandemia no ha sido nada, nada.
Jaime Solá Grané