Leo bastantes comentarios críticos con las decisiones de la Jerarquía católica. Conviene, a mi entender, clarificar más lo que es accesorio de lo que es fundamental. Antes del Concilio Vaticano II, en los templos los hombres se situaban a un lado y las mujeres en otro; las mujeres iban cubierta la cabeza con un velo y los hombres, descubiertos. No vamos a enumerar todas las cosas que durante años habían subsistido en señal de respeto a Dios en su Templo y en pocos años desaparecieron. Y hoy nadie reclama por su retorno.
A raíz de la pandemia, la Jerarquía ha ordenado gran cantidad de medidas de precaución, desde cerrar templos, quitar el agua bendita en la pila de la entrada y muchas otras, hasta recibir la comunión en las manos. Una parte importante de feligreses han vertido críticas por estas medidas en especial la de no recibir la comunión en la boca. Creen que se falta al debido respeto a la Eucaristía.
Iba a un Oratorio en que era costumbre recibir la comunión de rodillas y en la boca. A raíz de la orden de la jerarquía, los directores del Centro adaptaron las normas y entre ellas dar la comunión de pie y en las manos. Fuera o no de nuestro agrado, todos los que acudíamos, aceptamos esta nueva forma. Está en el derecho del superior modificar todo lo que, aun siendo muy importante, no afecta a la Fe.
En otro orden de cosas, tampoco podemos imputar error o falta a la jerarquía si adopta en política, posiciones diferentes de las que nosotros quisiéramos. Un ejemplo tajante es el de la unidad de España. Los que no somos independentistas, entendemos perfectamente que Obispos y sacerdotes se pronuncien a favor de los indultos. La unidad de España no es un dogma, aunque muchísima gente católica lo estimen como un gran bien.
Seamos más incisivos: si un día el Papa ordenara formalmente no hacer proselitismo o si prohibiera la comunión durante un mes, un año…tendríamos que obedecer. Otra cosa sería si declarase que la blasfemia, por ejemplo, no es pecado ni ofende a Dios, o que se puede idolatrar a la Naturaleza, o que se puede creer en los horóscopos, o que se puede matar al ser que las madres llevan en su seno… Debemos tener claro que hay cosas que el Papa nunca hará porque no tiene potestad para cambiar la Ley de Dios.
Jaime Solá Grané