Los jóvenes de hoy día necesitan una literatura propia que les esfuerce, les dirija y levante, que les muestre en todo su colorido y encantos el deber, la virtud y el heroísmo. He aquí lo que consiguió este insigne Obispo húngaro, en proceso de beatificación.
Monseñor Tihamér Tóth nació en Szolnok (Hungría) en 1889. Pronto manifestó su vocación al sacerdocio, que siguió en todo momento con toda fidelidad. Estudió en Budapest y fue ordenado sacerdote en 1912.
Fue capellán del ejército austrohúngaro en la Gran Guerra (1914-1918) y ello le dio ocasión de conocer, en las trincheras y con la muerte como protagonista, la condición de la juventud de su tiempo, sumida en una profunda miseria moral. Allí concibió el plan de su actuación futura: cooperar a la renovación de aquella sociedad materialista del primer tercio del siglo XX atrayendo hacia Cristo a los sectores juveniles.
En 1916 comenzó una campaña de conferencias radiadas que se harían famosas dentro del país. En 1924 fue nombrado profesor de homilética y pedagogía en la Facultad de Teología de la Universidad de Pázmány. En 1931 se le confió la dirección del seminario mayor de Budapest. En 1938 1e consagraron Obispo de Veszprem. Murió poco después, el 5 de mayo de 1939.
Su obra literaria
Escribe así en su obra “El joven y Cristo» (11, 1): «Llegó la hora del ministerio público del Redentor. ¿Con qué disposiciones lo empieza?… Se dirige a la muda soledad del desierto, a fin de sacar fuerzas para la gran obra de su vida de la conversación íntima con su Padre celestial». (11, 34) «Un joven rico y de buena voluntad se fue al Señor. Tenía ansias de más; Jesús le inculcó el cumplimiento de los mandatos divinos. Pero el joven habría querido pasar más adelante que la masa común de los hombres. Pero, ¡ay!, la exigencia de Jesús es demasiado para el joven. Dejó al Señor y se volvió desilusionado. ¡Cuán repetida es esta escena en nuestros días! … El joven, que lucha con la turba de tempestades y tentaciones lisonjeras acude al Señor: «Señor, quisiera ser tuyo. ¿Qué tengo que hacer?»- No dejes que te seduzcan las promesas lisonjeras del mundo sensual, evita toda tentación que excite tus pasiones, y sé severo contigo mismo, mortificado… -¿Me dices que no puede ser? El joven se vuelve de espaldas al Señor, y desde ese día se lanza sin freno por el camino del pecado. Jesús mira al que se aleja con el corazón entristecido…». Hombre de oración, de intensa vida interior, y, al mismo tiempo, de gran actividad, escribió numerosos libros que tuvieron notable difusión en los años cuarenta y cincuenta. Especialmente destacaron «El joven de carácter», «El joven de porvenir», «Energía y pureza», «El joven y Cristo», «Los diez mandamientos», «La Virgen María», etc. Han sido traducidas a más de quince lenguas.
Su obra se puede calificar de verdadera novedad en la literatura apologética: por su estructura, originalidad y amenidad de exposición, y sobre todo por el espíritu apostólico que late en todas sus páginas. Junta a una argumentación sólida anécdotas y toques delicados que mueven el corazón y preparan poco a poco el asentimiento de la inteligencia.
«Ya he hablado mucho del hijo; pero no he mencionado aún a la Madre. Y, sin embargo, no se puede hablar de Jesucristo sin extenderse también a su Madre Virgen. No es posible dar a conocer la doctrina de Cristo, el Cristianismo, sin mencionar a la Virgen María. Es quien comunica hermosura, fragancia y encanto al cristianismo».