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IR TAN ALEGREMENTE A LA RUINA…

Claro que este título podría aplicarse a la economía española, pero nuestra Web enfoca siempre los temas desde el punto de vista espiritual. Explicaba san Juan Bosco el 17 de abril de 1861, por la noche, a sus muchachos del Oratorio:

“Carlos, rey de Francia, acometido por todas partes por el ejército inglés, dejaba a sus soldados el cuidado de la guerra, mientras él se estaba tranquilamente en su palacio. Rápidamente, a una batalla sucedía otra y siempre con la derrota de los suyos. Estaban ya en poder del enemigo muchas provincias. Podía darse por perdido el reino. Enviaron entonces los generales al rey un distinguido oficial para que le sacudiera de su inercia, haciéndole presente el peligroso extremo en que se encontraba e induciéndole a aprovechar los últimos recursos para la defensa. Al llegar palacio, fue detenido el oficial a la puerta, y allí estuvo aguardando dos o tres horas, antes de ser admitido en audiencia. Entre tanto el rey bailaba, jugaba y bebía alegremente. Por fin fue introducido el oficial. La recibió el rey con suma cortesía; en lugar de preguntarle por la suerte de la guerra, empezó a hablarle de cacerías y banquetes y acabó señalándole una mesa e invitándole a jugar a los naipes con él.

Miró extrañado el oficial a su soberano, sin proferir palabra y permaneció inmóvil en pie.

-. ¿Habéis entendido?, ¿Qué estáis pensando en este momento?, inquirió el rey.

-. Majestad, respondió el oficial, estoy asombrado. ¡Nunca he visto a nadie caminar hacia la ruina tan alegremente como Vos!”.

Termina Don Bosco: “¡A cuántos, que tienen el pecado en la conciencia y, sin embargo, juegan, ríen, comen, beben, se divierten y tienen el infierno abierto bajo sus pies, se podrían aplicar estas palabras!”

Jaime Solá Grané

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Noticias Cristianas

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