Artículo del día

CISMA Y SANTIDAD

“Mirad, decía san Juan Bosco a sus discípulos, vale más un buen desayuno tomado por obediencia que una mortificación hecha por capricho”.

Frente a tanto cisma encubierto existente en la Iglesia, y a la vez contemplando la vida mortificada que siguen muchos de los seguidores cismáticos, la pregunta es inevitable: ¿puede Dios permitir que los creyentes se confundan de forma que se den auténticos santos en movimientos o grupos cismáticos, que han optado por la desobediencia clara al sucesor de Pedro?

Parece que no cabe duda de que se puede llevar una vida heroica en el error y en la desobediencia. Toda la historia de la Iglesia es testigo de conductas rigoristas que han despertado la admiración e incluso el seguimiento de muchas personas, al margen de la obediencia al Papa, o sea fuera de la Iglesia. Desde los montanistas, Tertuliano, Orígenes, Jansenio, las abadesas de Port Royal y más recientemente Lefebvre . Optaron por hacer su voluntad, en contra de los decretos de la Iglesia, y han intentado certificar su vida cristiana con austeridades y grandes mortificaciones. El resumen es que han preferido su yo, su mortificación, a la obediencia que les venía impuesta por Roma.

Dios no permite que sus criaturas puedan confundirse. Es el hombre que, lleno del humo de la soberbia, quiere confundir. Fuera de la Iglesia habrá, sin duda, heroísmo, e incluso en personas dirigidas puede haber recta intención, pero no habrá santidad como la quiere Dios. Al comprobar el fruto de varios “fundadores”, podríamos concluir con la frase de san Juan Pablo II, algo cambiada: “La Iglesia no tiene necesidad de más fundadores sino de más santos”-

Jaime Solá Grané

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Noticias Cristianas

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