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PECADO DE ESCÁNDALO

Por supuesto uno ignora si son muchos o pocos que, al confesarse, se acusan de este pecado, pero es un pecado muy habitual: escándalo es un dicho o un hecho menos recto, que da ocasión al prójimo a que cometa algún pecado.  Por tanto, no es necesario que lo que decimos o hacemos sea malo, sino que basta que tenga apariencia de mal.  Parece cierto que  cristianos fervorosos no se acusen porque  no dicen u obran con ánimo  e intención  de que otros pequen, pues ese es oficio de demonios. Es pecado gravísimo dar voluntariamente ocasión para que otros pequen. A este tipo de escandalosos se refirió Jesús cuando dijo que mejor hubiera sido para ellos “haberles atado una piedra de molino en su cuello y ser arrojados al mar”. La blasfemia por ejemplo, pronunciada en público, no solo es pecado gravísimo contra Dios sino  también contra la caridad debida al prójimo.

Hoy día, un pecado de escándalo muy habitual es cometido por padres que, por no atreverse a ir contra corriente de la sociedad, aceptan que sus hijos encuentren normal el matrimonio civil, las uniones  “en pareja”, el matrimonio entre invertidos, el divorcio, las relaciones pre matrimoniales, la píldora y no digamos ya el aborto y la eutanasia…Otro escándalo habitual: desobedecer a la Iglesia. Otro escándalo: decirse cristiano, en público, y robar en privado. Cuando se descubre, el daño es mayúsculo…

Pero se puede indirectamente escandalizar por saciar un apetito, por no aguantar una ofensa profiriendo palabras de ira, por miradas indiscretas…San Antonio María Claret, que vivió en un tiempo en que la moralidad pública era muy superior a la de hoy, escribe: “¿Qué dirá Dios en su tribunal a aquellas que descubren  lo que en su cuerpo debe estar cubierto, sabiendo la inclinación humana y licenciosa a adorar a estos ídolos de carne? ¿No son ellas reas de cuantas impurezas cometen otros?  Señor, dirán, no tuve intención de que nadie se perdiese por mí. No será esto excusa ante Dios, porque el que arroja una bala, aunque no tenga intención de matar a nadie, y solo por diversión lo ejecuta, se le imputará la muerte que hace y podía haber previsto… Se tiene que evitar la escandalosa desnudez y los provocativos vestidos, y más previendo  que con ellos arrojan balas  que matan las almas de tantos infelices.”

Y acaba el Santo: “Mira, cristiano, que no se acabó tu pecado en el acto que lo cometiste; no darás solo cuenta de tus malos pasos, sino también de las huellas que dejaste para otros; se examinarán no solo tus obras, sino todas las que le siguieron. “Da cuenta de ellas, dirá el justo Juez, da cuenta, jugador, maldiciente, blasfemo, no solo de tus abominaciones, sino de las almas que corrompiste con el pestilente aire de tus impuras palabras, y fuiste causa de que con tu ejemplo blasfemaron, juraron, murmuraron y maldijeron. Da cuenta, deshonesto, no solo de tus maldades, amancebamientos y torpezas sino de las que otros cometieron o porque te las vieron hacer o se las enseñaste a ejecutar tu mismo. Da cuente, adúltero, no solo de la frecuente entrada  que tienes en esa casa de tu prójimo para deshonrarle  con los delitos que haces cometer a su esposa, sino de los malos juicios, murmuraciones que se originaron en el pueblo…

El escandaloso corrompe a la mayor parte de los hombres con quien trata.

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Noticias Cristianas

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