Comenzamos otro día no sabiendo qué nos espera. ¿La muerte, un accidente, la quiebra de la empresa, una separación familiar…?
El demonio acecha como un león agazapado; el mundo, la naturaleza quiere revolverse y atacar al hombre por su despiadada actuación egoísta sobre todos los elementos naturales; la carne acostumbrada a ser complacida exigirá nuevas emociones y Dios, como en el poema de Job va a permitir multitud de desgracias cada día. ¿Cuál nos afectará hoy?
El cristiano debe saber que está condenado al dolor en esta vida. Por esto siempre encuentro a faltar en las letanías de la Virgen una deprecación: ¡Santa María del Calvario, ruega por nosotros! Lo mismo se podría decir de la letanía de los Santos: San Juan del Calvario, Santas mujeres del Calvario… rogad por nosotros.
Si somos amantes de la Verdad tenemos que reconocer la realidad de cada día: que la maldad del hombre es casi infinita, y Ud. cuanto más inadvertido esté más la sufrirá.
Comencemos pues el día sobre la realidad de que nos cruzaremos por la calle con la maldad, y en consecuencia, como Job, deberemos aceptar que incluso la maldad está permitida por Dios por otro de sus misterios incomprensibles para el hombre.
Jaime Solá Grané