Artículo del día

LA PENITENCIA, TABLA DE SALVACIÓN

“Después del naufragio, dicen los Santos, la penitencia es la tabla dichosa que por sí sola aún puede conducirnos al puerto… Cualquiera que seáis, vos que fuiste pecador, príncipe, súbdito, grande, plebe, solo la penitencia puede salvaros”.

¿Qué viene a ser un penitente? “Un penitente, dice Tertuliano, es un fiel que en todos los momentos de su vida siente la desgracia que tuvo de perder y de olvidar a su Dios, que siempre tiene su pecado ante sus ojos, que en todas partes halla el recuerdo de él y sus tristes imágenes. Un penitente es un hombre encargado de los intereses de la justicia de Dios contra sí mismo, que se priva de los placeres más inocentes, porque disfrutó de otros que eran criminales, que le da pena el gozar de los más necesarios, que considera a su cuerpo como a un enemigo a quien es preciso debilitar, como a un rebelde a quien se debe castigar, como a un culpable a quien se le ha de negar casi todo en adelante, como a un vaso sucio que es necesario limpiar, como a un deudor insolvente a quien es necesario exigir hasta el último dinero. Un penitente es un criminal que se mira como un hombre condenado a morir, porque ya no merece la vida: sus costumbres, por consiguiente, su traje y aun sus placeres deben tener un n o sé qué de triste y austero, y no debe ya vivir  sino para sufrir. Un penitente, en la pérdida de sus bienes o de su salud, no ve más que la privación de los favores de que abusó; en las humillaciones que experimenta  no ve nada más que la pena por su pecado; en los dolores que le desgarran ve tan solo el comienzo de los suplicios que ha merecido; y en las calamidades públicas que afligen a sus hermanos no ve nada más que el castigo quizá de sus crímenes particulares. He ahí lo que es un penitente.

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Noticias Cristianas

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