No hablar de ti.
No querer ser el centro.
No defenderte cuan do te acusen y menos alabándote
No hacerte ver, no darte importancia, no traer a la conversación “tus temas” para que acaban redundando en tu valer
Callar, cuando más se calle, mejor.
Disgustarte cuando te alaben, o al menos mostrarte indiferente.
Ir con los sentidos recogidos.
Cortar los pensamientos de vanagloria.
Situarte en los últimos puestos. Siempre hay quienes merecen los primeros, antes que tu.
Aceptar las humillaciones con paciencia, gozo y facilidad.
No confiar en ti mismo.