Artículo del día

ENDURECIMIENTO DE CORAZÓN

El endurecimiento de corazón es un castigo de Dios mucho más temible que todas las aflicciones y trabajos temporales. Es presagio de reprobación. No se cae de repente en este abismo tan profundo. Se baja por diversos grados: el primero es el abandono de Dios, quien en castigo del poco caso que le hemos hecho de servirle, de la resistencia a sus inspiraciones, de la ingratitud a sus beneficios, abandona una alma, retira de ella sus favores, su protección, su asistencia y permite que el pecado penetre hasta el dentro del corazón, tanto que parece imposible poderlo desarraigar. Es cierto que, por enormes que sean los pecados, si se pide perdón de buena fe y se está resuelto a hacer penitencia, el pecador obtiene el perdón.

El segundo grado es la insensibilidad. El corazón del pecador se endurece de tal modo que parece estar cubierto de una masa de plomo. El plomo que es el más frágil de los metales y que no suena cuando se golpea, es símbolo de la estupidez, que nos hace insensible a las pérdidas espirituales que nos trae el pecado. Todas las pruebas que Dios envía a este pecador endurecido, como son las desgracias (muerte de la esposa, perder un gran negocio, accidentes y enfermedades etc…) que en realidad son avisos  que Dios envía para sacar del mal, acaban por enfurecer más al pecador y entrar en el tercer grado de endurecimiento que es  la reincidencia en cometer más pecados. El corazón del pecador no tiene horror a sí mismo. No se conoce. Es un estado de letargo que el hombre enfermo ya no siente su enfermedad.  Ya no tiene vergüenza en cometer  pecados, por graves que sean. Cuando la meditación de la muerte, del juicio de Dios y de la eternidad del infierno  nada le dice ni le importa es que tiene el corazón tan endurecido, y, salvo un auténtico milagro, está condenado en vida al infierno.

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Noticias Cristianas

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