Artículo del día

CON DIOS NO SE JUEGA

Sintetizo una narración certificada por san Juan Bosco, un ejemplo que contó a los muchachos de su Oratorio. Su veracidad está atestiguada por todo un pueblo.

“Un alumno del Oratorio fue a casa antes de las vacaciones de Pascua. Entre otras recomendaciones recibió la de santiguarse antes y después de las comidas. Como el chico preveía que podía ser el blanco de muchas burlas, Don Bosco le dijo:

-. ¿Por qué has de temer? Si tus parientes te ponen algún reparo les dirás: estamos en tiempos de Constitución y por tanto hay libertad para todos.

El muchacho aceptó sonriendo y se fue para su pueblo. Fue recibido con muchos agasajos, pero al presentarse la hora de cenar todos se sentaron a la mesa, devorando con ojos glotones antes que con la boca lo que había sido preparado. El muchacho lleno de valor se santiguó y rezó. El hermano mayor empezó a disparatar:

-. ¿Todo esto es lo que has aprendido en Turín?. Tu que has ido a la escuela y pretendes saber tanto, ¿te dejas dominar todavía por esos prejuicios?

-. No son prejuicios, Domingo, (así se llamaba el hermano mayor), sino prácticas religiosas que ya nos enseñaron nuestros abuelos, nuestros maestros y nuestro párroco.

-. Son mitos, y los mitos no sirven  para nuestros tiempos; come y deja esas antiguallas.

-. Solo los animales comen y beben sin hacer ningún caso de su Creador. Pero nosotros no somos bestias y debemos reconocer la mano del Creador en todo y en especial cuando vamos a recibir los alimentos que Dios nos da para conservar la vida, que también Él nos ha dado y puede arrebatarnos en cualquier momento.

-. Bobadas, tonterías, gruñó el hermano.

Para festejar la llegada del estudiante, al día siguiente, la madre viuda, bastante descuidada en lo referente a la religión, invitó a comer a parientes y amigos. Llegado el momento, cuando todos se habían sentado a la mesa, el muchacho comenzó a santiguarse. Estallaron burlas, risas e incluso insultos. Cuando se hubo calmado el alboroto, Domingo le dijo en plan de burla

-.Vamos a hacer un pacto: mientras tú vas haciendo señales de la cruz, rezas tu padrenuestro, yo me voy comiendo tu ración. Ya veremos después de comer, quién ha sido bendecido y quién ha comido mejor.

Los comensales reían burlonamente mientras Domingo comió la ración de su hermano.

A la hora de cenar se repitió la escena.  El muchacho dijo a su hermano:

-. Toma mi ración en hora buena. Siento que hayas perdido la religión de este modo, pero si no quieres practicarla, al menos no te burles de ella, porque Don Bosco me ha dicho y me lo ha repetido muchas veces que con DIOS NO SE JUEGA y que la religión es una espada de dos filos, que hiere a quien intenta  impugnarla.

Mientras cenaban entraron en la estancia  unos cuantos muchachos que se unieron a Domingo para mofarse de su hermano.  Que no cesaba de repetir: CON EL SEÑOR NO SE JUEGA.

Acabada la cena, dijo aquel desgraciado a su hermano.

-. ¿Qué, has cenado con ganas?

-.Sí, estoy la mar de bien; es verdad que no tengo el estómago tan lleno como el tuyo, pero espero hacer la digestión más fácilmente.

-. Tú  digieres el padrenuestro…

No pudo continuar la frase. Empezó a palidecer y a retorcerse. Se apretaba el vientre, tenía escalofríos. Sus compañeros que ya iban a marcharse, le rodearon y le llevaron en vilo a la cama. Violentas convulsiones, terribles dolores de intestinos le obligaban a lanzar gritos espantosos. Su madre mandó a buscar al médico. Entonces el buen hermano le preguntó si quería que fuera a llamar al sacerdote. Domingo en un arrebato de ira le amenazó con darle un bofetón. Pero luego aceptó. Murió a la noche siguiente ahogado por las convulsiones y con grandes dolores en el pecho. Pero había reconocido y detestado su falta y había dicho a sus compañeros

-. Con el Señor no se juega. Muero herido por la mano de Dios en castigo de mi intemperancia y de las blasfemias que lancé contra Él.”

Jaime Solá Grané

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Noticias Cristianas

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