El primer sábado de cada mes, desde las 00,00 horas hasta las 24, muchas personas rezan cada media hora , de forma ininterrumpida, rosarios a la Virgen >María para las vocaciones consagradas, religiosas y sacerdotales. Las coordinan Mercedes al teléfono 630030520. La Tierra necesita muchos y santos sacerdotes. Y el Señor dijo: Pedid y se os dará. Luego, nosotros tenemos que pedir, rezar. Todos los santos han dado al Santo Rosario una atención especial, capaz de conseguir cualquier milagro. Y hoy el gran milagro que necesitamos es precisamente que hayan muchos y santos sacerdotes.
El sacerdote es el instrumento que Dios ha puesto parta transmitir al hombre la gracia para la salvación eterna de su alma. La misión más elevada sobre la Tierra, la más necesaria de todas tiene que ser evidentemente la más querida y a la vez promovida por Dios, para que todos y cada uno de los hombres consiga su objetivo final. Por tanto, es evidente que Dios llama a muchos a esta santa profesión. Los que rezamos el Rosario no es para que el Señor llame a más sino para que escuchen todos los llamados .Estén seguros de una cosa: NO DUDEN LOS LLAMADOS. Es una tentación muy corriente: pensar que uno se equivocó al escoger el camino sacerdotal, porque “era muy joven”, “fue un impulso”, “no imaginé que fuera tan difícil vencer las tentaciones” etc…Lo difícil es ser fiel a la llamada, a la vocación, vencer los atractivos del mundo. Pero Dios no permite que un hombre se engañe año tras año hasta alcanzar el sacerdocio, cuando llena su vida de abnegación y entrega a los demás, por amor a Cristo. Los apóstoles todos cayeron, pero solo uno fue infiel. Pedro le negó, Tomás fue incrédulo, Jaime y Juan aspiraban a los primeros puestos, Felipe dudó de que Jesús fuera a hacer el milagro de la multiplicación etc… Y en Getsemaní todos le abandonaron.
Recemos para que consigan vivir enamorados de la Virgen María. Ni un solo sacerdote, religioso o seminarista enamorado de la Virgen María se ha perdido.
Rezad sí, pero rezad despacio. No recéis nunca por compromiso.
Jaime Solá Grané