Artículo del día

ESPÍRITU DE ABNEGACIÓN

Negarse a sí mismo es la orientación fundamental de la vida cristiana.

Lo contrario de negarnos es concedernos. El mundo se rige por la concesión. Los apetitos piden más: sea comida, sea vestido, sea diversión, adornos, mejor vivienda, etc…Negarse es hacer frente al consumismo, a los anuncios que nos incitan a malgastar dinero y tiempo. Negarse es renunciar a lo que es lícito, porque de lo ilícito tenemos obligación moral de abstenernos. Negarse es el camino de la perfección

Negarse es renunciar a una buena y lícita comida, a un vestido que quizá me falte, a una bebida en una calurosa tarde de verano, a una buena película….a algo que no es pecado, ni tan siquiera imperfección… es algo que sólo sería dar un poco de paja a mi tendencia a la comodidad. ¿Para qué? Es cierto que el demonio tienta con grandes incitaciones, pero también se vale de sutiles engaños. Su gran victoria es cuando debilita nuestra voluntad y nos ve a merced de lo que nos gusta.

Negarse en  el grado más excelso es vivir en las cosas pero sin las cosas: vivir en la gran indiferencia que da la confianza en Dios. Tenerlo todo como si nada tuviera. No tener nada pero como si la tuviera todo.

La esencia de la abnegación es el desprendimiento o sea la efectiva voluntad de no tener, de no poseer, más que en la real carencia de las cosas. Es preciso amar la pobreza más que ser pobre. El desapego de la voluntad a todas las cosas es la esencia de la abnegación.

Es necesario recuperar la abnegación como virtud social. Porque el egoísmo ha llegado a tanto que incluso cuando nos agrupamos en organizaciones solidarias, no lo hacemos tanto para servir desde una plataforma humilde, sino como ayuda del más poderoso al más débil; obramos más desde una postura de señores y dueños de los bienes que como simples repartidores de los mismos. Así el hombre “solidario” no ha conseguido desembarazarse de su propio YO. Su objetivo no es Dios sino la Tierra. La distribución de los bienes terrenos aumenta su personalidad, su honorabilidad. Estamos en las antípodas del desapego. Cuando el hombre actúa así, como señor de los bienes que reparte, aumenta su propio YO.

Jaime Solá Grané

About the author

Noticias Cristianas

A %d blogueros les gusta esto: