Meditación del día

15 de enero

Written by Jaime Solá Grané

Ss. Pablo ermitaño; Mauro, Cosme, Benito obs; Tarsicia, Secundina vs; Macario, Conrado abs; Miqueas, Habacuc pfs; Arsenio, Efisio, Eligio, Isidoro, Juan cfs; Francisco de Capillas, mr.

Introito

Todos los hombres pasados, presentes y por venir tienen que mirar a María como el medio de su eterna felicidad. Lo que dijo el Señor: «Ninguno viene a mí, si mi Padre no le trae», lo puede decir también de su Madre: Ninguno viene a mí si con sus ruegos no le trae mi Madre. Jesús fue el fruto bendito de aquel vientre inmaculado, como exclamó Santa Isabel cuando le vio entrar por sus puertas; y así, quien apetezca el fruto ha de ir al árbol, quien quiera hallar a Jesús tiene que buscar a María, y hallar al uno es hallar al otro… ¡Oh Virgen! ¡oh Madre! ¡oh llena de gracia! Para llegar al padre no tenemos acceso sino por Jesucristo, y para Jesucristo el medio más seguro es María: por ella nos recibe el que por ella se nos dio (S. Alfonso María de Ligaría).

María es el medio de que el Señor se ha servido para venir a nosotros y es también el medio que nosotros debemos emplear para ir a él. María no es como las otras criaturas, las cuales si a ellas nos adherimos, pueden más bien separarnos que acercarnos a Dios; antes al contrario, su inclinación más irresistible es unirnos a Jesucristo, su Hijo, así como la más irresistible inclinación de Jesús es unirnos a Él por medio de su Santísima Madre, lo cual es hacer a Él gran honor y proporcionarle mucho placer, como sería honrar y agradar a un rey, si, para ser más perfectamente súbditos y esclavos suyos, nos hiciéramos esclavos de la reina. He aquí por qué los santos Padres, y San Buenaventura con ellos, dicen que María es el camino para ir a Cristo (S. Luis M.ª Grignion de Monfort).

 Meditación: PARA LA VIDA DEL MUNDO

Me espera un trabajo ímprobo. Cuando pienso en ello, me estremezco. Tengo que entregarme contigo para la salvación del mundo. ¿Cómo debo hacerlo y quién me enseñará los medios? Al examinar lo que tu gracia reclama del verdadero misionero, me parece a mí que no he ido a lejanas tierras para ganarte infieles, que mi oración debe encaminarse a pedirte para esos apóstoles las energías suficientes. Deben dar la vida a un mundo, y también tienen que dar cuenta del éxito o del fracaso de la empresa, ya que tú la has colocado en sus manos.

Algunos se imaginan que para poder convertir a otros bastará con amar. A veces se oyen estas afirmaciones: Amad, dicen, sed celosos, sacrificaos y no os ocupéis de ninguna otra cosa. Señor, me parece muy menguado este modo de pensar, y que exiges inmolaciones, ciertamente más profundas, a los que asocias a tu obra redentora.

No; aunque pudiera parecer otra cosa, amar nunca es el deber primordial, como tampoco es la suprema felicidad. El primer deber es conocer, la suprema dicha consiste en la posesión de la Verdad. Tanto peor para los que no quieran comprender esta austera lección; todo lo que construyen volverá a caer en la nada. Desembarcar en China declarando que se ama a los chinos con todo su corazón esto no es ni natural ni sobrenaturalmente la mejor de las tácticas. Al que entrase en mi habitación y saltase a mi cuello declarando que no me dejará más, le tendría por un importuno, tal vez muy efusivo, pero fuera de lugar, y me dispondría a despacharlo. Antes de ponerse a amar es menester aprender a respetar como conviene, es menester estudiar e instruirse, es menester abdicar también ese orgullo secreto que se oculta bajo un exterior compasivo.

Cuando hiciste a Abrahán padre de una gran nación, heredero de las promesas, le dijiste que abandonara su país y su parentela. El debió someterse a este trasplante total y a no considerarse ya como ciudadano de Ur de Caldea. Dios mío, pienso a veces que los que tú has predestinado para ser los padres según el espíritu del Japón o de la India, pienso que los que han de dar un alma cristiana a estos viejos mundos no podrán hacerlo más que a condición de ser ellos mismos japoneses o hindúes. Es menester que el respeto por esos pueblos llegue a ser tan grande y la simpatía tan total, que aparezcan, esos apóstoles, a los ojos de sus futuros neófitos, como la encarnación viviente, como la anticipación prodigiosa de todo lo que tu gracia les susurraba desde hace siglos. El día en que el japonés diga delante de un misionero: He aquí lo que todos mis antepasados y yo habíamos deseado llegar a ser; he aquí la eclosión de todas las virtudes secretas que germinaban en nosotros; para ser cristiano no es necesario maldecir al Japón, no hay que renegar de lo bueno, sino completarle todo, acabarlo todo en el que no ha venido a destruir sino a perfeccionar.

Oración

Toda hermosa, toda bella, toda deleitable, y toda gloriosa eres, oh Virgen purísima; no tienes sombra de mancha alguna; estás vestida con toda la santidad, estás enriquecida con toda suerte de joyas. Tú te remontas por encima de todas las virtudes, vences en hermosura a todas las mujeres y excedes a todos los espíritus angélicos con la excelencia de tu gloria (S. Agustín).

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Jaime Solá Grané

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