Meditación del día

10 de enero

Ss. Nicanor de. y m; Agatón p; Aldo de; Guillermo, Juan el Bueno, Patronio y Domiciano obs; Marciano pb; Pedro Urseolo mj; Btos. Gonzalo, Dolores Sopeña fdra.

Introito

Madre y virgen que, dando a luz al Criador del mundo, quebranta el poderío de la infernal serpiente y pone en el mundo un nuevo sol de resplandor indecible (Pablo Diácono).

Augusta Señora del mundo, vástago de real linaje, de cuyo seno salió Cristo como el esposo del tálamo nupcial, y los cielos vieron estupefactos tendido sobre pajas al que tiene de sus manos colgados los astros (Liturgia antigua eclesiástica).

Procure el siervo de Dios, como bueno y devoto hijo, en todas las cosas imitar a la Madre de Dios en cuanto pudiere. Esta tenga él siempre por regla general, seguir con pureza las pisadas santas de la Virgen de la cual desea y pide ser ayudado. Y tenga por muy cierto que cuando la imita, entonces la honra como Madre, y ella lo favorecerá y tratará como a hijo, y le alcanzará todo lo que dignamente le pidiere, y no le faltará en cosa ninguna de cuantas le son necesarias para la salud del alma, y finalmente lo colocará junto a sí en la gloria (S. Buenaventura).

Meditación: ¿QUIÉN AMA MÁS A DIOS, EL ÁNGEL O EL ALMA?

Un ángel y un alma hacían vela al Santísimo Sacramento. Primero habló el ángel:-Soy más dichoso que tú, alma que tan dichosa eres; soy más feliz, porque amo más: ¿no es verdad que es más feliz el que más ama? Amar es de dos voluntades hacer una; ¡oh Jesús mío! ¿no está mi voluntad cerca de la vuestra, no se halla unida, fundida en alguna manera con la vuestra?

Amo más que tú porque amo a uno solo. Jesús es el objeto de· todos mis pensamientos, de todos mis deseos, de todos los latidos de mi corazón. Tú tienes a tus padres y a tus amigos; bien sé que puedes amarlos en Dios y para Dios; pero

¡Cuán difícil es contener dentro de ciertos límites los arranques de su afecto y de su gratitud! Yo amo a Jesús; nada más que a Jesús; a vosotras criaturas de Dios, os amo únicamente para llevaros a Jesús.

Amo más que tú, porque amo con todo mi amor. Nada, nada me desvía del amor de Jesús, ni la hermosura material, ni la hermosura moral, que siempre atrae algo, ni las necesidades materiales, que obligan a dormir, a descansar, a olvidar momentáneamente a Jesucristo; ni los negocios, que siempre desvían algo el pensamiento de Jesús. A mí nada, nada me detiene en mis vuelos a Jesús.

Amo más que tú, porque amo más ardientemente. Conozco mejor a Jesús de lo que tú le conoces. Tú no ves a Jesús sino en enigma, yo le veo cara a cara. Tú no ves más que las sagradas especies, yo veo la sonrisa de Jesús, oigo sus palabras, contemplo sus perfecciones, y, arrebatado, me siento como a pesar mío, pero con toda la fuerza de mi voluntad atraído con prodigiosa vehemencia por esa belleza siempre antigua y siempre nueva.

Sí, sí, soy más feliz que tú, porque amo más.

Luego habló el alma:

Me parece que soy más feliz que tú, porque me siento amada de una manera más sensible. ¡Oh, hermoso es amar, abnegarse, entregarse enteramente; hay en esto algo más grande, mas para mí, que estoy unida a los sentidos del cuerpo, me parece que es más dulce ser amada!

Ángel, hermano mío; envidio tu felicidad, pero a tu vez envidia también la mía.

A ti nunca te ha dicho Jesús: Llámame Padre tuyo. Es tu Dios como es el mío, tu Creador, como el mío; es también tu padre pero ¿te ha dicho que le dieses este nombre? ¿Sabes la felicidad que produce dar el nombre Padre a Dios? Un padre es la ternura, es la fuerza, es la riqueza, es la protección; es cuanto el corazón puede desear… ¿Has experimentado jamás el amor de un padre?

A ti nunca te ha dicho Jesús: Eres mi hermano; en cambio, a mí me lo ha dicho. La sangre que corre por mis venas, corre también por las suyas; y cuando dice a la Santísima Virgen: Madre mía, puedo, como El y con tanto derecho como El, repetir a María: Madre mía. ¿Has experimentado el amor de un hermano?

A ti te ha dicho Jesús: Adórame, ámame, permanece a mi lado, pero no te ha dicho estas otras palabras, colmo del amor, sueño del amor: Cómeme, y de mi carne y la tuya haz una solamente, y de mi ser y del tuyo haz uno solo. No has recibido nunca en tu pecho la Sagrada Comunión.

A ti te ha preservado del pecado, lo cual es, lo confieso, el mayor acto de amor; pero a mí vino a buscarme en el cieno, en donde estaba metido, y me elevó hasta ÉL ¡Oh, cuánto necesita uno ser amado para ser perdonado! Tú no has experimentado los efectos del perdón.

Sí, sí, me parece que soy más feliz que tú, porque me considero más amada.

El ángel sonrió suavemente al alma que parecía triunfante.

-Sí -le dijo-, tú eres más amada que yo, por lo menos de una manera más sensible. Sí, tú puedes atestiguar más sensiblemente que yo tu amor, puesto que puedes padecer por Jesús; pero, pobre alma, hay algo que me hace mucho más feliz que a ti.

Y con voz algo conmovida murmuró el ángel en voz baja:

-Tú puedes ofender a Jesús y yo no.

El alma bajó la cabeza, y con triste acento murmuró:

-Sí, Ángel del Paraíso, tú eres más feliz que yo.

Oración

Ya que de tan subida excelencia son tus merecimientos con Dios, óyeme, ¡oh Madre! y resplandece a mis ojos para que gocen en la contemplación de tu arcana belleza; corrige y fortalece mi gusto para que saboree tu inefable dulcedumbre; conforta mi corazón deleitándole con los suaves perfumes de tus vestidos; y por todas mis entrañas derrama luz y fuego con tu sabiduría elevadísima y con tu caridad devoradora, para que de ti sepa discurrir con prudencia, amarte con fervor, devotamente reverenciarte, profundamente entenderte, sabiamente entrar en los secretos de tus misterios, prender en tu dulce nombre y llenarme de tu suavidad. Ven en mi ayuda y dame que a ti ore piadosamente, de ti lea, tras tu suavidad corra, en ti piense, de ti hable y por ti suspire y gima siempre. Atráigame el olor de tus pisadas, recréeme el seno tu memoria, levánteme el gusto de tus bondades, apague la sed de mi alma la abundancia de tu gracia, y gusten mis labios la dulzura grande y el sabor de tus consuelos, y no me deje nunca tu presencia en mi peregrinación por los inciertos caminos de la vida hacia la inaccesible lumbre en que tienes tu tabernáculo (S. Ildefonso).

About the author

Noticias Cristianas

A %d blogueros les gusta esto: