¡Cómo me maravilla las largas noches de insomnio, las discusiones a veces violentas y agresivas, los sacrificios que hacen los gobernantes de España, y en general del Mundo, para mantener el poder que no es otra cosa que un servicio al demonio! Son sus secuaces y con qué celo trabajan su causa. ¡Cuántas privaciones aceptan! Pierden la salud, acortan su vida por el exceso de trabajo… ¿Qué trabajo? Sembrar en la sociedad la extinción de la fe cristiana, con leyes incluso antinaturales como el aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual etc…Lo importante es el egocentrismo. Estos pobres se cansan, pierden la vida para que la gente pueda satisfacer sus pasiones con comodidad y sin remordimiento alguno, pues ¡todo es legal!
No basta el mal que ya han hecho. No hay apenas corazones puros; los niños han perdido su inocencia; se ha destruido la familia; van camino del objetivo final Van a seguir con constancia el duro trabajo de hundir la Iglesia.
He comparado muchas veces esta abnegación total, esa entrega de auténticos ESCLAVOS, a su dueño Satanás, con el pobre celo del cristiano. No puede ser que el odio de Satanás y sus secuaces sea más grande que el amor de Cristo. Entonces, ¿qué falla? Os lo diré: como Diógenes buscaba con una lámpara un hombre, y no lo encontraba en una ciudad rellena de personas, ahora necesitamos una gran lámpara para hallar personas de celo como Francisco Javier, Ignacio de Loyola, Juan Bosco, Antonio María Claret, Domingo de Guzmán… ¿Dónde están los enamorados de Jesús y de la Virgen? Sí, lo sé, hay muchas almas sacrificadas y abnegadas, pero en conventos o en sus casas. Pero éstas no toman el estandarte de la Cruz para salir a la calle. Y, en cambio, los que están en la calle, me parecen muy alejados de los modelos citados. De verdad, éstos se preguntan cada día, cada noche al hacer examen de conciencia, ¿cuántas almas he intentado ganar hoy para el Reino de Dios? No sé si , al acostarnos, `podemos decir: “He trabajado duro más que los amigos del demonio”.
Jaime Solá Grané