Artículo del día

PORNOGRAFÍA

Written by Jaime Solá Grané

Forma parte del pecado capital que crea más adicción que cualquier droga; y sin embargo la sociedad consiente que la pornografía pueda ser consumida en base a la libertad tan pregonada por los progresistas.  Otros pecados como el orgullo o la soberbia, y  la misma envidia tienen un repelús social. El hombre avariento se hace despreciable. El que es vencido por la gula a menudo es objeto de risa o burla. En cambio cuando la pornografía es consumida por jóvenes o adolescentes, los progresistas  muestran una sonrisa de comprensión, algo así como “¡dejadles disfrutar!”

La estadística nos dice que 8 de cada 10 adolescentes ve pornografía casi a diario, que 12 años es la edad media del primer acceso, y que el 9% de los niños que accede por primera vez tiene menos de 10 años. Todos tienen su móvil con páginas llenas de esta porquería. Estos niños se hacen adolescentes, luego jóvenes y cuando se casan convierten su matrimonio en un infierno.

Pero vamos a lo espiritual, que es lo que importa a nuestra Web. Tiene que ser muy costoso que un poseído por este vicio  cambie de vida y aprecie el valor de la gracia divina. Una “metanoia” casi imposible sin una gracia tumbativa de Dios. Por esto, se va convirtiendo en vana la predicación de la palabra divina a este 80% de adolescentes, ya hombres, poseídos por esta adicción.

La pornografía lleva al adicto al egoísmo, tan contrario al amor cristiano como el odio.  Prima la propia satisfacción. No encontraréis a nadie que se dedique de corazón al servicio de los hombres, por caridad o amor, que esté cogido de este “virus” mortal para el alma. Al egoísmo, se une la grosería  e inevitablemente a la blasfemia. Pendiente abajo, el pornógrafo no respeta a nadie, empezando por sus propios hijos. Todos los mandamientos divinos son alcanzados por esta virus que los padres dejan que se inocule a sus hijos desde pequeños. ¡Desgraciados padres. Que cuenta van a dar a Dios!.  No son menos culpables los profesores de colegios que enseñan a niños y adolescentes  en láminas que se usan en talleres y cursos de educación afectivo-sexual para educación Infantil, Primaria y Secundaria, con la tesis de que “mis genitales  no definen mi género”.

¿Para qué seguir? Dice la doctrina de la Iglesia que nadie está condenado en vida, que hay esperanza de conversión hasta el último segundo, que las misericordia de Dios es infinita… Como católico no dudo de ello, pero Jesús dijo claramente:  “Ay de aquel que escandalice a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajasen en el cuello una `piedra de molino y lo echasen al mar”. ¿Faltaba a la caridad Jesús, el Hijo de Dios, al hablar con esta contundencia? Sepan, pues, los pornógrafos y todos los que se revuelcan y  lucran con esta miseria, y, por supuesto,  los gobernantes que permiten la pornografía, que van por el  camino ancho del infierno eterno. Lo grave es que esto NO LES IMPORTA NADA. De ahí que se pueda hablar, sin faltar a la doctrina cristiana, de que están reprobados en vida.

Jaime Solá Grané

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