El Papa Francisco quiere que se terminen de una vez los chanchullos económicos que ensucian la imagen de la Iglesia. En la Iglesia, el clericalismo no puede ser un escudo protector de infidelidades sean del orden que sean. Bienvenida, pues, toda la diligencia que se ponga, como parece está poniendo el Arzobispado de Madrid en el tema de las Fundaciones. Se trata de pedir responsabilidades, por supuesto, pero lo importante es tomar medidas para que las defraudaciones no se produzcan. Es triste tener que decir esto de una Iglesia SANTA, como rezamos en el Credo, pero a semejanza de otros defectos graves de personas consagradas, también en lo económico se puede faltar, como ya nos mostró Judas de Kariot.
Cuando uno lee, aunque sea por encima, las cifras de los balances anuales de algunas diócesis, se queda maravillado de que, por ejemplo, una diócesis pequeña pueda tener un dispendio anual de casi 14.500.000 euros. Estarán totalmente justificados, sin duda. Pero con un gasto tan elevado, puede ser difícil a un Obispo provisto de poco personal, el que nada ni nadie se extralimite.
Y respecto a las Fundaciones canónicas y a las civiles pero que en cierto modo están vinculadas a la Iglesia, el control parece que es mínimo. Y sin embargo, en el Patronato suele haber algún eclesiástico o si no alguien delegado del Obispo. En general este tipo de Fundaciones aportan solo problemas a la Iglesia. ¿No sería ya hora de desvincularlas totalmente de la Curia y del Obispado?
¿Y los Colegios “religiosos”? Merecen un estudio muy serio y no puede despacharse el tema con cuatro líneas. Ya sé que son muy diferentes unos de otros. Pero hay una pregunta clave para todos: ¿En qué medida se inculca la Fe para la salvación de las almas?. Si se llegase a la conclusión de que lo importante es el mantenimiento de los puestos de trabajo, y el negocio, -aunque el “beneficio” se dedique a misiones u obras sociales- lo mejor sería cerrarlos. Ya he dicho sin cansarme y repito: es mu difícil que los religiosos se salven permitiendo, en bien del dinero, los uniformes, totalmente inmorales, de las alumnas. .La Iglesia necesita apóstoles.
Jaime Solá Grané