Artículo del día

DON BOSCO, FIN DEL AÑO 2020

Written by Jaime Solá Grané

Hay cosas que no cambian. Para la última noche del año 2020 repetiría Don Bosco las palabras que dirigió a sus muchachos y clérigos en la ´noche del año  1858.

Pasarán siglos y siglos antes del fin del mundo, aparecerán otros pueblos y otras naciones sobre la tierra, pero el año 2020 no volverá más.  El tiempo y los hombres se hunden en la eternidad. Para el año 2021 que empieza, como suelen hacer todos en estos días, también yo os deseo una larga vida. Pero no es una larga vida lo que deseo auguraros. También los santos solían en esta ocasión augurarse felicidades unos a otros, mas sus augurios eran muy diversos de los que hace el mundo. Decían: “Que en este año esté siempre con vosotros la gracia de nuestro Señor; que podáis hacer siempre la voluntad de Dios; que la Virgen os tenga siempre bajo su amparo; que crezcáis  en méritos con vuestras buenas obras.”.

Así, pues, también yo quiero dejaros esta noche algunos recuerdos para provecho del alma, y son éstos:

A los sacerdotes, el buen ejemplo, recordándose siempre de que son luz de Cristo. A los estudiantes, las mayor frecuencia posible de la Eucaristía. A los aprendices, como no pueden acercarse a los sacramentos durante los días de la semana, hacerlo en los días festivos.  A todos en general: BUENAS CONFESIONES, abrir vuestro corazón al confesor, porque, si el demonio consigue inducir a un joven a callar un pecado en la confesión, éste se encuentra en un desgraciado estado y cargado de sacrilegios, está al borde su condenación eterna. Por tanto, confesaos bien y, además de la sinceridad, no falten nunca el dolor y el propósito firme; de lo contrario, sería inútil, o más bien perjudicial el acercarse al tribunal de la penitencia; en lugar de las bendiciones, atraeríamos sobre nuestras cabezas la maldición. Pero tenemos entre nosotros un tesoro especialísimo y no lo conocemos bastante: la protección de la Virgen María.  Y cuán eficaz es acudir a esta buen a Madre. Rezad y familiarizaros  con aquellas hermosas palabras que dijo el Ángel “Dios te salve María, llena eres de gracia” y las otras que repite a menudo la Iglesia “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros”. Cada noche al acostaros repetid “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros”. Por la mañana, al despertaros, decid siempre “Ave, María” y palparéis el efecto admirable de esta invocación. Haga cada uno de vosotros lo que he dicho y que nuestro Señor os conceda toda suerte de felicidades en el año que va a comenzar. Además no os olvidéis de dar gracias a la bondad de Dios por los muchos beneficios que os dispensó durante el tiempo ya transcurrido. Aplicaos todos con santo empeño a pasar el año nuevo en gracia de Dios, porque tal vez para alguno de nosotros será el último año de su vida.

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Jaime Solá Grané

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