Cuando hace unos siglos las órdenes Religiosas empezaron a crear hospitales y clínicas, colegios y academias, residencias de estudiantes y de ancianos y otras actividades, les movía el ánimo apostólico; debían ser instrumentos adecuados para que el religioso esparciera la fe en el alma del acogido.
La advertencia que Don Bosco apuntaba, poco antes de morir, en el año 1886 de evitar todo negocio se cumplía grandes rasgos. El Santo decía: «Todo lo que tiene la sombra de negocio fue siempre fatal para las Órdenes Religiosas».
Por desgracia, se va cumpliendo la previsión de Don Bosco.
Hospitales y Clínicas, antes religiosas -y que aún conservan el título- están en poder de laicos que, no pocas veces, realizan actuaciones anticristianas.
De las Escuelas propiedad de órdenes Religiosas, más vale no hablar.
Los colegiales y estudiantes residentes en Colegios de Religiosos en nada se distinguen de los que residen en otros centros o pensiones. Lógicamente, también van cerrando.
El negocio… Si hoy día alguien aplica el principio de «dad gratis lo que gratis habéis recibido» se le tiene por un iluminado. «No sabe lo que hace».
Jaime Sola Grané