Muchos se declaran creyentes, y cuando la muerte les separa de algún ser querido, esposa, hijo, madre…manifiestan que está vivo en otro lugar y que les seguirá acompañándoles. Un creyente así puede pertenecer a cualquier religión, aunque vivan en un país como España donde ha predominado la católica. Creo que el problema es que nos hemos quedado cortos al enseñar la doctrina de Cristo. Aunque se tenga la esperanza del más allá no han aprendido lo que es necesario hacer para la salvación “Como no puede llamarse abogado el que no conoce las leyes, médico el que no conoce la medicina, filósofo el que no sabe la lógica, aun que haya alcanzado el título; así jamás podrá llevar con razón el nombre de cristiano quien no conoce la doctrina de Jesucristo, aunque haya recibido el santo bautismo .Por esta causa el Señor explícitamente nos manda el estudio de la doctrina cristiana” (Dianda).
Si hay creyentes pero no católicos es posible se deba a que ha fallado la instrucción en la doctrina cristiana. Pero con toda seguridad lo que sí ha fallado es la obligación de aprender la doctrina cristiana de los que creen en el más allá. Seremos castigados los que tenemos la obligación de enseñar y no lo hemos hecho, pero más, mucho más los que han rehusado aprender la doctrina cristiana. “En verdad os digo, dice Jesús en Mat.10, 15 dirigiéndose a sus apóstoles, serán menos severamente castigados los habitantes de Sodoma y de Gomorra que aquellos que no os han escuchado”.
“Hasta el siglo XVI el fin principal de los estudios públicos y privados, el fin último de las ciencias, era Dios, el alma, la vida futura; en una palabra, todo lo que abarcan la Metafísica y la Teología, pero desde entonces, los pensamientos se ha dirigido con ardor febril únicamente al estudio de la materia; y materialistas se ha hecho muchos de los que eso estudian. Embelesados y como estáticos con el estudio de un átomo, de un infusorio, mueren con la mirada fija en la materia sin jamás levantarla hacia Dios, fuente de todo bien, principio y fin de todo ser creada” (Dianda)
La Iglesia Católica, instituida por Jesús, está prácticamente extendida por toda la Tierra, y tiene por fin hacer de los hombres todos una sola familia, con una sola fe y una sola moral, y esto por medio de su doctrina. La Fe y la Moral del Evangelio. Éste, en su parte teórica, encierra doctrinas incomprensibles porque trascienden nuestra razón y en la parte moral mueve la más implacable guerra a todas las pasiones humanas. Esta exigencia hace que muchos quieran seguir ignorantes y opten por el camino fácil y errado de SER CREYENTES.
Jaime Solá Grané