En una residencia de ancianos dirigida por monjas, donde se celebra a diario la Santa Misa, una interna pidió que se estableciera el rezo del santo rosario para las residentes que quisieran. Se produjo un enfrentamiento entre la religiosa superiora y la peticionaria.
-. No, no y no. Por encima de todo la libertad, repetía la monja. Aunque la interna insistía que el acto no fuera obligatorio, prevaleció el criterio de la que manda, la superiora.
Aquí tenemos un claro ejemplo de la idolatrización de la libertad. Esta monja y tantas otras se ha hecho esclavas de la libertad. Que la libertad tenga esclavos es paranoico. “Libertad”, gritaban los revolucionarios a principios del siglo XIX, mientras iban tras monjas y frailes con el garrote levantado; en cambio hoy, son las monjas y frailes que claman “libertad”.
¿Qué hay en el fondo de esta actitud? Creo que inapetencia apostólica, acidia, pereza, falta de amor…Si en vez de la Sagrada Hostia coloco en la custodia la LIBERTAD ya no tengo que preocuparme de nada más. Libertad para no rezar, para mentir, para creer en lo que me plazca, para abortar, para blasfemar…
La buena superiora ha quedado tranquila. Al menos hasta que despierte en el momento de la muerte.
Jaime Solá Grané