Todos vemos que la Ciudad Condal se va degradando. Con el Gobierno filo comunista que manda desde hace seis años, Barcelona ha dejado de ser la ciudad condal para ser la ciudad infernal. Parece que ha sido un anticipo de lo que se espera de toda España.
Lo bueno que tiene la Democracia es que el que manda lo hace en nombre del pueblo que lo ha elegido. “Soy tu dueño, porque así tú lo has querido”, eso es lo que entiende tanto el gobernante como el pueblo. A diferencia de la Dictadura en que el pueblo soporta sometido a un dictador impuesto por la fuerza. Queda claro, pues, que todo el mal o la degradación que se opera en una democracia, solo tiene un culpable: el pueblo
Hace años invocábamos a la Virgen de la Merced como Princesa de Barcelona; pero Barcelona ha querido libremente cambiar de Princesa. Los barceloneses han escogido y han dado su libertad a la nueva Princesa, Dª Ada Colau y su séquito, para que ella, nueva soberana, haga lo que quiera.
Es la sabiduría del barcelonés que sabe bien que la felicidad nos hace egoístas. Pues, cuando más bajemos y suframos, cuanto más infelices más generosos seremos. ¡Qué gran filosofía! Creo que por culpa de esta “sabiduría”, no escrita sino practicada, la Virgen de la Merced nos ha dejado. . “No me .queréis por Princesa de Barcelona, pues quedaos con la nueva Princesa, y que ella os haga la merced de ser vuestra dueña”.
Imitando el dicho, podríamos exclamar: “Barcelona será de la Virgen de la Merced o no será”. Pues, el pueblo soberano ya ha decidido: será esclavo de la nueva Princesa. Quizá ya sea tarde para recordar que el yugo de los poderosos de la tierra, -léase Stalin, el gran jefe comunista- es más pesado y gravoso que el manto de la Virgen.
Y parece que el ejemplo de Barcelona se está extendiendo por toda España. Con nuevos monarcas, elegidos todos muy democráticamente, para darles nuestra sumisión de esclavos.
Jaime Solá Grané