En el año 1999 nuestra editorial publicó el libro con el título AMEMOS LA IGLESIA, escrito por el sabio y santo obispo de Vic, Mons Ramón Masnou, para desenmascarar la tendencia errónea de los que se situaban en SOM ESGLESIA o IGLESIA PLURAL. Nunca había leído un libro escrito con tanta caridad y amor frente a los que se equivocaban al tratar a la Iglesia católica.
Teníamos entonces y es posible que aún perdure la impresión, de que Dios dormía ante el estruendoso terremoto que parece querer abatir las puertas de la Iglesia. Escándalos a manta, deserciones, herejías… religiosos y sacerdotes. que se postran ante el Pachamama, que justifican el divorcio, que dan la comunión a no bautizados y a divorciados sin el más mínimo escrúpulo. La lista es larga. Parece que Dios se hace el sordo. Juntemos a esto, la promulgación de leyes impías, la destrucción de la familia, la guerra que los gobiernos hacen, de forma abierta o solapada, a la Iglesia. Y muchos cristianos dicen: “estamos al finl, la fe se ha perdido, la Iglesia se hunde…”Pero nuestra confianza encuentra su mérito en estas y tantas oscuridades presentes, si bien tenemos la claridad que nos viene de cómo la Iglesia ha vencido en el pasado. Aunque se tenga confianza, la realidad es que ella no exime del dolor pues precisamente el dolor demuestra nuestro amor a la Iglesia. Y con el sufrimiento, las manos se juntan para orar, y repetimos la plegaria de los apóstoles: “¡Sálvanos, que nos vamos al fondo!” La oración es la condición que Dios nos ha impuesto para darnos el socorro. Es nuestra cooperación, aunque pequeña, necesaria para la acción omnipotente de Dios.
Jaime Solá Grané