Artículo del día

¿QUÉ ES EL INFIERNO?

Written by Jaime Solá Grané

En su visión del cielo, el profeta Daniel contempla un Anciano –manera simbólica de referirse a Dios- sentado. Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima, su trono eran llamas de fuego, sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba delante de Él. Miles y miles le servían , millones estaban a sus órdenes.  ¿Por qué estos millones no sufrían por el fuego que todo lo envolvía?

Los hombres que se han salvado han penetrado en el Ser de Dios, todo fuego, luz, calor.  El hombre salvado es llama unida a la Llama eterna. Dios es Bondad y su efecto es el Amor divino.  Cuando un hombre en la tierra pasa su vida haciendo el bien por amor a Dios va cobrando la naturaleza de Dios –con su gracia-  porque “hace lo que ES/HACE Dios”. Y a su muerte aquel hombre queda inserido en la Divinidad. El fuego divino no sólo no le causa daño sino que se abraza y funde con él. Totalmente purificado, es ya el mismo fuego divino.

Cuando un hombre muere pero el bien que ha hecho está alterado por el pecado o por miras demasiado humanas, o cuando ha pecado gravemente contra el amor de Dios y a los hermanos, pero ha muerto arrepentido, este hombre no puede ser inserido en el fuego divino sin dolor. Es como el tronco verde o húmedo que chisporrotea, echa humo y no es fácilmente convertido en llama.  Las culpas y pecados leves sufren una dolorosa purificación en el mismo fuego divino que acabará consumiendo aquellos lastres para que el alma alcance la gozosa unión. Así decimos que esta  alma sufre un purgatorio, en tanto el fuego divino tenga que consumir las impurezas.

Pero cuando un hombre, desgraciado, ha pasado su vida en egoísmo, y muere confirmado en su condición de pecador sin  haberse arrepentido y pedido a Dios perdón de sus graves pecados, este hombre mantendrá su ser enquistado en el mal, incapaz de fundirse –convertirse en llama- en la Bondad de su Creador. No podrá dejar de permanecer  en el fuego del amor de Dios pero este mismo fuego será su tormento. ESTAR EN DIOS, ODIANDO A DIOS, QUERIENDO DESINTEGRARSE, DEJAR DE SER, pero será imposible porque Dios es eterno, y eterno será, por tanto, ese moverse dentro del fuego divino sin poder nunca unirse a Dios. No podrá quejarse porque en este mundo conoció el Amor de Dios –Jesucristo crucificado por él- y en vez de seguirle, optó con plena libertad por vivir para sí, ante sí, en total egoísmo.

Por tanto, ¿qué es el infierno?

El mismo fuego divino  que está consumiendo, en un presente continuado y eterno, a los hombres salvados y les llena de felicidad divina,  es el mismo que atormenta y atormentará  a los hombres condenados que  se mantendrán  llenos  de dolor, angustia, depresión, odio… en tanto dure Dios. ETERNAMENTE.

Si entendiéramos lo que es condenarse en el infierno…haríamos como los ninivitas.  ¿Lo haremos?

Jaime Solá Grané

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Jaime Solá Grané

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