Artículo del día

LA MISERICORDIA, EL ATRIBUTO DIVINO QUE MÁS RESPLANDECE

Written by Jaime Solá Grané

La misericordia es uno de los atributos de Dios, como lo es su infinidad, su eternidad, su bondad, su justicia etc. Atributos que todos son sustanciales, pues todos constituyen una sola esencia y naturaleza divina. Todos son iguales, pues todos son infinitos como lo es Dios mismo. Sin embargo, a nuestro modo de entender, resplandece uno más que otro: tal es la misericordia. A Jesucristo le veían acompañado regularmente de publicanos y pecadores, con intento de atraerlos para perdonarles sus delitos. Porque tenía misericordia, la virtud que nace de aquel afecto de tristeza que excita nuestra compasión a la vista de las miserias ajenas, o bien de la voluntad que tenemos de socorrerlas. En el primer sentido no puede haber en Dios misericordia porque es incapaz de tristeza. Pero sí en el segundo, por la infinita voluntad que tiene de ampararnos. Es la parábola del pastor que con la mayor solicitud busca las ovejas perdidas.
Varios son los medios que usa para llamar al pecador: en primer lugar, los remordimientos de la propia conciencia. Esta es una voz secreta que Dios introduce en el hombre pecador para convertirlo. El dictamen de la conciencia es el que nos dice: “Apártate del mal y obra el bien”. Es un fiscal que continuamente nos está remordiendo a pesar nuestro y haciéndonos presentes nuestra iniquidades. ¿No habéis oído en vuestro interior muchas veces esta voz de vuestra conciencia, con que Dios, con su acostumbrada misericordia, os llamaba para sí?
El Padre de las misericordias nos da también sus divinas inspiraciones. La divina inspiración es una oculta luz que enciende el Señor en nuestras almas, que las ilumina, suaviza y convierte si no halla resistencia. Nos habla al corazón: “Mira, pecador, la vida es breve y no sabes el número de días que has de vivir. Estás en pecado y si así mueres, vas a un fuego eterno.” Otras veces pone en su interior aquellas palabras “Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados con el peso de vuestros delitos, y Yo os confortaré”. “Pregunta a Pablo y a otros pecadores como tú, y te dirán que es tanta mi misericordia que les perdoné todos sus delitos apenas vinieron a Mí suplicándome con dolor el perdón”

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Jaime Solá Grané

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